La lucha para poder amar libremente va ganando terreno poco a poco. Recientemente, los medios se hacían eco de la más reciente investigación a nivel catalán que sacaba a luz datos sobre la violencia LGTBIQA+. Según los resultados del proyecto UNI4freedom., un 60% del estudiantado de la universidad conoce a víctimas de violencia LGTBIQA+.
En la misma línea universitaria, en el artículo Safe but not safe: LGBTTIQA+ students’ experiences of a university campus [Seguro pero no seguro: experiencias de estudiantes LGBTTIQA + en un campus universitario] se analiza la aparente seguridad que llegan a tener y sentir estudiantes LGBTTIQA+ en los campus desde el punto de vista del apoyo recibido por parte del alumnado y del personal de la universidad. Para ello se analizan situaciones vividas en los campus universitarios en diferentes escenarios como los insultos recibidos, miedos a revelar su identidad sexual o falta de medidas como los baños neutrales. Este último ya cuenta con evidencias científicas sobre qué impacto puede tener en el bienestar del alumnado LGTBIQA+.
Por el otro lado, aunque desde la universidad en la que se llevó a cabo la investigación sí que cuentan con una política de tolerancia cero a la discriminación, el estudio recalca que los procesos y estructuras no siempre son inclusivos. Declarar abiertamente el apoyo al colectivo LGTBIQA+ no es suficiente. Según lo analizado, parece ser que la responsabilidad recae sobre la víctima y no sobre las personas acosadoras y que se da una revictimización debido a la mayor visibilización y exposición de la víctima. Para dar un apoyo efectivo y eficiente se debería crear un entorno seguro desde todos los puntos de vista y así reducir la discriminación.
Investigaciones de este tipo son imprescindibles para que todos y todas podamos vivir nuestra identidad en paz, seguridad y respeto. Conocer las dificultades para convertirlas en posibilidades, siempre en base a evidencias científicas, es la manera más exitosa de poder amar libremente.
