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Recientemente se ha discutido en el Parlament de Catalunya una moción por el uso de la aplicación del SAP (Síndrome de Alienación Parental). La comunidad científica internacional desde hace décadas que ha rechazado dicho término, como bien argumentaba en su artículo “El acientífico Síndrome de Alienación Parental: una vulneración de los derechos de niños y niñas”  de Olga Bautista Costa. 

Preocupa que en las decisiones que impactan la vida de tantas niñas, niños y mujeres, no se revise lo más mínimo las evidencias aportadas por la comunidad científica, cuando de hecho, claramente se ha rechazado.  En otro artículo realizado por Esther Roca recogía como  “La inclusión de las evidencias científicas en las políticas de la infancia les protege de la violencia“.

Nuestras sociedades avanzarán mucho más cuando en los diálogos parlamentarios, más allá de las opciones políticas de cada persona, haya un sentido del bien común, y más pensando en las niñas y niños, ¿cómo se puede ir una persona luego a casa sabiendo que en Catalunya hay niñas y niños sufriendo por estar obligadas las criaturas a vivir con su presunto abusador sexual, y no hacer nada al respecto teniendo la oportunidad? 

No es cuestión de opción política, es simplemente una cuestión de humanidad. Contar en los dialógos con las evidencias científicas que garantizan los derechos humanos, y en este caso el derecho de las niñas y niños a vivir una vida libre de violencia, es la vía más efectiva para superar la violencia y mejorar sus vidas. 

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