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Gracias a la combinación de la ingeniería genética y la electrónica aplicada a la medicina, es posible hoy utilizar la nano tecnología para emitir datos de los pacientes y así desarrollar y mejorar las terapias para algunas enfermedades. Es el caso de los sensores biomiméticos que, inspirados en el funcionamiento de los sistemas biológicos, monitorizan los tejidos humanos, evitando así técnicas más invasivas. Algunos ejemplos de estos sensores se han presentado en el ciclo de conferencias Sensores biomiméticos: su uso y potencial en medicina de la Fundación Ramón Areces en colaboración con Springer-Nature.

Uno de ellos es una cápsula diseñada por el equipo de Rabia Yazicigil (de la Universidad de Boston). Esta cápsula, de dos por tres centímetros, puede tragarse y es capaz de registrar información del aparato digestivo y enviar esa información al móvil. De este modo, puede detectar enfermedades y anticiparse, por ejemplo, a un ataque de Crohn.

Por otra parte, el profesor de la Universidad de Cambridge George Malliaras presentó un sensor para el cerebro que permite captar señales débiles de las neuronas, sin tener que penetrar en el cerebro. Como explicó en su conferencia, el uso de la bioelectrónica podría tratar cánceres del cerebro.

Sin duda, estos avances aplicados en medicina ofrecen nuevas oportunidades y avances para el conocimiento del cuerpo y mente humano, así como para la prevención y cura de enfermedades.

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