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El pasado lunes se retransmitió en directo una entrevista a la actriz francesa Adèle Haenel, en la que acusó al director Christophe Ruggia de “tocamientos” y “acoso sexual” tras debutar en una de sus películas, cuando tan solo tenía 12 años. La acusación pública iba acompañada de una investigación que muestra múltiples evidencias sobre los hechos y que ha recibido el apoyo inmediato tanto de la Asociación francesa de directoras y directores de cine como de la oficina fiscal de París que abrirá una investigación sobre la acusación, y de la sociedad francesa que confía que ahora el impacto de #MeToo vaya a ser decisivo en Francia. Mientras, Ruggia niega categóricamente las acusaciones. 

A partir de la retransmisión de la entrevista, a nivel internacional son múltiples los medios que se han hecho eco del testimonio de Adèle tras dar el importante paso de romper el silencio en un tema muy silenciado a nivel social, la violencia sexual a menores. Haenel, que ahora tiene 30 años, es una actriz reconocida en Francia, galardonada en diversas ocasiones con los premios César. Dice que la valentía y la responsabilidad la alentaron a hablar sobre los abusos que sufrió entre los 12 y los 15 años  y que se desencadenó después de ver el documental “Living Neverland” sobre los presuntos niños víctimas de la estrella del pop estadounidense Michael Jackson y también tras conocer que Ruggia anunciaba una nueva película con adolescentes. 

Haenel atestigua que ver el documental le permitió entender los mecanismos sobre los que se actúa para fascinar y controlar a las personas con el fin de hacer posible su abuso, como el que ella sufrió. Relata cómo Ruggia se ganó la confianza de su familia y la aisló de su entorno haciendo que pasara los fines de semana en su casa, cuando entonces él tenía casi 40 años. Allí estaba en una habitación a solas con él, supuestamente para ver películas, algo que la actriz denuncia que está muy normalizado en el mundo del cine, cuando en realidad lo que se daba era acoso y abuso sexual. Los más de treinta testimonios que forman parte de la investigación que se presenta junto a su relato reconocen que el comportamiento de Ruggia era muy “poco saludable” con la actriz, aunque se aceptaba. Como denuncia la actriz, “¡Los monstruos no existen! Estamos hablando de nuestra sociedad. Somos nosotros”, “Nuestros padres, nuestros amigos, nuestros hermanos. Mientras no veamos esto, nunca avanzaremos.”

Es imprescindible que la sociedad se sensibilice sobre el abuso sexual que sufre uno de cada cinco menores, según Council of Europe, y que se potencie la creación de entornos seguros que ofrezcan las herramientas para detectar y denunciar cualquier comportamiento sospechoso. Es clave trabajar desde la primeras edades, como promueve en Reino Unido la Asociación Nacional para la Prevención del Maltrato Infantil, por ejemplo, con esta divertida canción.

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