La lucha feminista y la lucha contra el cambio climático son dos de los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad actual. Además, en muchas ocasiones, suponen las dos caras de una misma moneda. Cristina Gallach, la Alta Comisionada para la Agenda 2030 encargada de coordinar la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en España, lo explicaba recientemente en diferentes medios: las mujeres son parte fundamental en la lucha contra el cambio climático por dos motivos principales. Primero, porque sufrimos de forma más acentuada sus consecuencias, y segundo, porque podemos aportar una parte esencial en las movilizaciones, como ya se está demostrando.
Sobre la primera cuestión, los hechos demuestran que las mujeres sufren más consecuencias del cambio climático y sus efectos son más graves. Por ejemplo, las mujeres representan el 80% de las personas refugiadas por motivos climáticos, y son las más perjudicadas por las temperaturas extremas generadas por el calentamiento global. La pobreza energética afecta más a mujeres que a hombres; debido a la brecha salarial suelen encontrarse en situaciones de mayor vulnerabilidad en el caso de inundaciones y olas de frío o calor.
Esta realidad se ve agravada en el caso de las mujeres que sufren los índices más altos de pobreza. En las zonas del África subsahariana o el sudeste asiático, las consecuencias del cambio climático, como pueden ser el aumento de los ciclones, las lluvias torrenciales o la desertización, tienen un mayor impacto en los sectores de la población que dependen de los recursos naturales para sobrevivir y no tienen medios de respuesta ante estas amenazas. Las mujeres suelen dedicarse en mayor medida a las labores de cultivo, especialmente en las comunidades rurales que están más expuestas a la sequía y la desertificación. Así, según Oxfam, representan el 75% de la mano de obra, pero poseen solo el 1% de la tierra.
Ante esta realidad, no obstante, como se mencionaba anteriormente, las mujeres están encabezando y forman una parte fundamental de las movilizaciones y acciones para frenar el cambio climático. Instituciones internacionales están tomando conciencia sobre esta realidad; hace sólo unos meses, se presentaba en la XXIV Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP24) un manual comunicativo sobre género y cambio climático. Este documento tiene como objetivo promover una lucha contra el cambio climático con perspectiva de género.
Del mismo modo, actualmente, Naciones Unidas ha marcado la agenda informativa con una llamada urgente contra la emergencia climática. Para atenderla, se han confeccionado varios grupos de trabajo; España y Perú lideran el de impulsores sociales y políticos de cambio, precisamente recogida en este la perspectiva de género.
Además de sobre el papel, existen varios ejemplos reales de mujeres que están demostrando al mundo la valentía y la conciencia crítica necesaria para llevar a cabo acciones que salven el planeta.
En el ámbito político y social, hace unos días escuchábamos a Greta Thunberg, la joven de 16 años que, tras un viaje trasatlántico, reclamaba ante políticos de todo el mundo que dejasen los meros intereses individuales económicos a un lado e implanten políticas que realmente frenen el cambio climático. (link a noticia https://eldiariofeminista.info/2019/08/16/greta-thunberg-cruzando-el-atlantico-sin-emisiones-de-co2/ ). También, en marzo, se publicaba una carta en la que una treintena de mujeres, que habían desempeñado altos cargos en la ONU, informaban sobre cómo está habiendo una regresión en materia de género en la toma de decisiones sobre el cambio climático y la manera en la que esto afectaba a su efectividad.
En la misma línea, en el ámbito científico, informábamos en este medio de la expedición de mujeres científicas referentes en sus ámbitos que, después de una preparación de meses, partían hacia la Antártida para recoger evidencias que sirvieran para actuar contra el cambio climático.
O en el ámbito artístico, como herramienta de concienciación, Judy Chicago, una reconocida pintora feminista, a sus 80 años, expone en el National Museum of Women in the Arts su colección: “The End: A Meditation on Death and Extinction”, mediante la cual busca esclarecer la conexión entre cambio climático y extinción.
Sin duda, las mujeres estamos concienciadas ante una de las emergencias más acuciantes de nuestra sociedad. Nuestras voces tienen que ser escuchadas, por justicia, porque hemos demostrado que nuestras aportaciones desde todos los ámbitos son imprescindibles y porque una vez más vemos cómo, a raíz de la desigualdad de género, sufrimos peores consecuencias ante los problemas globales. Vemos así cómo la lucha feminista y la lucha contra el cambio climático van de la mano.
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