Su padre, acaudalado hombre de negocios, procreó veintiuna veces. Ella cuidó de sus hermanos como la mayor de ellos, y al mismo tiempo fue matemática, filósofa y teóloga. Se llamaba María Gaetana Agnesi, nacida en Milán en 1718 y fallecida a los 80 años de edad en esta misma ciudad. Podría argumentarse que el amor fraternal, la religión y la ciencia constituyen elementos proclives a la edad provecta, siendo que en pleno siglo XVIII la esperanza de vida rondaba la cincuentena.
Quería ser monja, pero a la muerte de su madre se vió constreñida por su padre a permanecer en el hogar. Se ocupó de la vigilancia doméstica tanto como de sus crecientes hermanos, fruto de los dos siguientes matrimonios paternos, pero al mismo tiempo se dedicó al estudio de las matemáticas y la teología. Cumplidos los 30 años, en 1748, edita por su cuenta Instituzioni analítiche, libro en el que trata en especial de las magnitudes finitas y del análisis infinitesimal.
Con la Iglesia dirigiendo los asuntos terrenales italianos, en 1750 el papa Benedicto XIV la inviste catedrática de matemáticas y de filosofía de la naturaleza, ergo, lo que desde el siglo XIX se conocerá como física. Ejerce en la Universidad de Bolonia hasta 1752, fecha en que su padre fallece. Es a partir de este momento cuando se entrega a lo que había sido su temprana vocación, los estudios teológicos. Asimismo, puede considerarse concluyente el hecho de destinar su fortuna a practicar la caridad, hasta el extremo de sumergirse en la miseria. Una tabla de salvación la halló gracias a su cargo de directora del Hospicio Trivulzio, en el propio Milán, desempeñado a partir de 1771. En esta institución, y en pleno ejercicio le llegó la muerte en 1799.
Su Instituzioni analítiche es ampliamente considerada como la más antigua obra matemática de una mujer que se conserva. Debiéndose añadir que existen bibliografías académicas actuales en las que consta su contribución al cálculo integral y al diferencial.
