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Abuelas de Mayo, 1982 // https://www.abuelas.org.ar

Un día como hoy en 1977 se llevó a cabo la primera reunión en la plaza de la ciudad de Buenos Aires, el primer encuentro de las abuelas de mayo que buscaban a sus hijos e hijas, nietos y nietas, desaparecidos por la represión de la última dictadura en Argentina. A poco se constituyó como uno de los movimientos de mujeres más importantes del s.XX, y que actualmente sigue teniendo presencia a través de diferentes iniciativas.

Comenzaron a reunirse el 30 de abril de 1977 para pedir a las autoridades saber donde estaban sus hijos e hijas desaparecidos. La última dictadura de Argentina, conocida como el proceso de reorganización nacional, se llevó a cabo desde 1976 hasta 1983 y existen aproximadamente 30 mil personas desaparecidas, la mayoría de ellas todavía sin conocer su paradero.

Diferentes fuentes coinciden en relatar que en el inicio el grupo promotor fueron unas 14 mujeres, en encuentro semanal en la plaza iban debatiendo y organizando su reclamo por la justicia y la verdad. Cada jueves a las 15.30 se encontraban y su símbolo, un pañuelo blanco, las identificaba. Durante la dictadura, sufrieron persecución, incluso secuestro con el objetivo de desestabilizarlas. Aún llegada la democracia en 1983, siguieron encontrándose para reclamar justicia, porque todavía no se había cumplido; hasta el día de hoy siguen trabajando desde diferentes iniciativas civiles.

Del movimiento aglutinador del inicio, actualmente existe una escisión; el motivo se debe principalmente a las diferencias en cuanto a la defensa de un movimiento plural en términos políticos o la apropiación partidista del movimiento.  En este sentido, existe la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, con una clara opción política, la Asociación Madres de Mayo línea fundadora, que se diferencia principalmente por centrarse en la defensa de los derechos humanos y no por la apuesta por una opción política en concreto, y La asociación Civil de Abuelas de Mayo, esta última presidida por Enriqueta Estela Barnes de Carlotto, víctima de la desaparición de su hija, que fue secuestrada cuando estaba embarazada. Supo que su hija pudo tener a su hijo, pero a su nieto le fue quitada su identidad. Estela lo buscó durante 36 años y, finalmente, a partir de una prueba de ADN fue identificado. Pero no fue el único caso, desgraciadamente afectó a muchas familias el cambio de identidad de bebés en Argentina durante la dictadura. La asociación sigue luchando para localizar y restituir a las legítimas familias de todos los bebés apropiados indebidamente y conseguir la deseada justicia para aquellos que fueron responsables de tal atrocidad.

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