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De acuerdo con un artículo de la revista Nature, en todo el mundo 36 millones de personas sufren una pérdida total de la visión, no pueden ver formas o fuentes de luz. La mayoría de los problemas de ceguera se deben a problemas rectificables como las cataratas, pero la mayor parte de la población no tiene acceso a una atención médica adecuada. En el caso de los millones restantes que sufren de ceguera total, sin embargo, se debe a que dichas afecciones no tenían un tratamiento efectivo, hasta ahora.

La ceguera, causada mayoritariamente por la degeneración de la retina, está vinculada a otros problemas como dificultades para la movilidad o la búsqueda de empleo y otros problemas de salud como la depresión, el insomnio, la ansiedad, hasta, en algunos casos, el riesgo de suicidio. Afortunadamente, los avances en genética, biónica y terapia con células madre están cambiando la situación.

Una de las tecnologías que más está avanzando son los implantes de ojos biónicos. Entre 2002 y 2004 investigadores e investigadoras comenzaron a implantar ojos biónicos en pacientes con ceguera, de manera que estimulaban de forma eléctrica la retina de los y las pacientes, que tenían que someterse a una cirugía para colocar un chip que contiene una matriz con electrodos. De esta forma, una cámara de vídeo en miniatura montada en un par de lentes proporcionaba una visión transmitiendo una unidad de señales que lleva el procesador. Este sistema tenía su handicap, y es que los y las destinatarias debían aprender, reeducar a su cerebro para poder interpretar de nuevo la información recibida. Así mismo, como la cámara de vídeo no rastreaba el movimiento del ojo, quienes llevaban el implante debían mover la cabeza para dirigir su mirada.

Pero en los últimos años se ha avanzado para mejorar este tipo de implante. Ahora se ha desarrollado un nuevo tipo de implante subretiniano -colocado debajo de la retina- que incluye unos conductores de luz, llamados fotodiodos, que la convierten en corriente eléctrica de manera que el ojo pueda detectar la luz directamente. Además, al no incorporar una cámara externa, los y las pacientes que llevan el implante pueden mover el ojo de forma natural. Eso sí, este tipo de implante subretiniano solo funciona cuando las células de la retina aún siguen en funcionamiento. Si estas células ya no tienen ninguna función, la solución sería el ojo biónico.

Otra de las soluciones en las que se ha enfocado la atención es en el tratamiento con células madre, las conocidas stem cells internacionalmente. Las células madre pueden convertirse en cualquier tipo de células que queramos si las trabajamos para ello. En este caso podrían usarse para hacer crecer células retinianas nuevas para el trasplante en el ojo y reemplazar las que se han perdido. Esto proporcionaría la cura de la ceguera, incluso en etapas más avanzadas. El problema está en que en los estudios realizados en animales se demuestra que solo una pequeña proporción de las células trasplantadas son capaces de integrarse correctamente.

Aún así, en marzo de 2018 el proyecto The London Project to Cure Blindness, en colaboración con el University College London y el Moorfields Eye Hospital de Londres, anunció los resultados de la fase  I de su investigación [Phase 1 Clinical study of an embryonic stem cell-derived retinal pigment epithelium patch in age-related macular degeneration] publicado en la revista Nature Biotech. Según los resultados, se implantó una lámina de células en la retina de dos personas y ambos receptores toleraron bien el procedimiento y pudieron leer entre 21 y 29 letras más en una tabla.

Son muchos los avances que se están desarrollando respecto a la ceguera y seguiremos al tanto en próximos artículos.

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