La natalidad en Catalunya ha disminuido un 20% en la última década. Así consta en el Registro de salud materno infantil del Departament de Salut de la Generalitat. Al unísono, aumenta el número de mujeres que son madres cuando ya han cumplido más de 34 años. En concreto, constituyen un 38% de las gestantes. Las cifras son frías, las circunstancias ocultas tras ellas, candentes. ¿Por qué la maternidad se retrasa tanto?
Estudios extensos, falta de empleo, salarios precarios, carencia de vivienda propia, ingresos bajos tanto si se tiene pareja como si no. Ahora las mujeres tienen más formación que sus abuelas, más ingresos propios, son más libres, pero a causa de situaciones económicas adversas son madres más mayores y serán abuelas añosas. Quizás además de dedicarse a estudiar deberían dedicarse a exigir, junto con los hombres, que las condiciones laborales y sociales sean más equitativas cuando, para mayor vergüenza, el poder alardea de que la crisis está superada. Exigir puestos de trabajo, sueldos dignos, viviendas asequibles, suficientes guarderías públicas. Tal parece que los jóvenes carecen de vigor y se adaptan en exceso a las injusticias.
Acabemos, sin embargo, con un dato alentador. Disminuyen los embarazos de adolescentes en más de un 25%. Si en el año 2013 alcanzaban un 22,8 por mil, en 2016 descendían a un 16,7 por mil. La sensatez, unida a la educación sexual, da frutos laudables, si bien todavía insuficientes.
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