El pasado 1 de mayo una multitud de personas se manifestó en Wambrechies (Francia) por el asesinato y violación de una niña de 13 años, Angélique Six, que había desaparecido el pasado 25 de abril.
Aproximadamente, 3.300 personas salieron a las calles de Wambrechies con camisetas blancas con la foto de la niña en el centro -por ello esta protesta es conocida como la “Marcha Blanca”- encabezadas por los progenitores de la víctima, protestando contra el crimen de agresión sexual que acabó con la vida de la niña.
El agresor ya fue condenado a una pena de prisión de nueve años por el mismo tipo de delito contra otra niña en 1994. Salió de la cárcel en el año 2000 y tiene antecedentes por otras agresiones, asaltos, incidentes y robos con violencia.
Al parecer, la niña ya lo conocía y se dice que fue con él hacia el bosque de la localidad antes de desaparecer y de que el asesino y agresor acabara con su vida. Ahora el agresor se halla en prisión preventiva después de que confesara el crimen, y se ha abierto una investigación preliminar.
Lo que está claro es que casos como el de Angélique, “la Manada”, y otros de la misma índole, son absolutamente inaceptables y nos afectan a todas y a todos. Al fin y al cabo, es una lucha colectiva y no sirve el arrepentimiento por parte de los agresores después de los actos cometidos.
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