Una de las herramientas tecnológicas que nos ha brindado este 2017 es Savana, una aplicación basada en el big data y que, a través de la inteligencia computacional, tiene por objetivo ofrecer la información médica necesaria a todo el personal sanitario que lo requiera desde cualquier punto del mundo. Savana fue creada por el neurólogo español Ignacio Hernández Medrano y lo ideó pensando sobre todo en la comunidad médica que trabaja en contextos más desfavorecidos donde el acceso a la información y los datos actualizados supone una dificultad para su día a día.
Hernández ha sido nombrado por la asociación Ashoka como emprendedor social por su labor para con el mundo intentándolo mejorar combinando ciencia, tecnología y solidaridad. La materia prima son tantos miles de historiales clínicos elaborados por el personal médico que hasta ahora no eran reutilizados. Esto cambia con Savana puesto que estos historiales se agrupan por temas y compilan datos permitiendo conocer, por ejemplo, cuál es el tratamiento con mayor eficacia ante un mismo diagnóstico o bien cuántos infartos se padecen anualmente en una región. Actualmente está siendo utilizada en España y próximamente en países de América Latina como Chile, Bolivia y Brasil. También Estados Unidos están interesados en esta plataforma virtual que es beneficiosa para los distintos agentes de la comunidad médica como personal médico, gestor y también personal investigador. Cuando la red sea más amplia y se disponga de mayor información, los datos serán compartidos con las comunidades médicas en países en vías de desarrollo.
Según Voz Populi, se cree que para 2030 el 50% de personal profesional en estos países será usuario de esta herramienta pudiendo acceder a datos de historiales clínicos de cualquier país del mundo en cualquier momento, siempre que se disponga de acceso a internet. Cada centro dispondrá de datos y, a su vez, el centro podrá elegir compartir los suyos propios o no. Según Hernández, hasta el momento la mayoría de centros desean compartirlos también. Así pues, los actos individuales solidarios suman y se cristalizan en forma de red solidaria alcanzando resultados y dinámicas que mejoran la calidad de vida de personas en cualquier rincón del mundo.
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