image_pdfPDFimage_print
https://www.instagram.com/remediosvaromx/?hl=en

«Me dio libertad y modos de comprender el mundo». Con esta frase recuerda Remedios a su padre, el gran impulsor de su creatividad y de la fuerza que desprendió el conjunto de su producción artística. En ella veía su progenitor su continuación, su constante costumbre de querer comprenderlo todo, de ir más allá de los límites del pensamiento. Es una de las más importantes artistas femeninas de la historia de la vanguardia.

Nació en Anglés (Gerona) el 16 de diciembre de 1908. Estudió en la Escuela de San Isidro, fue una alumna excelente con matrículas de honor en Dibujo y Geometría. Acostumbraba a frecuentar con su padre el Museo del Prado, admiraba las obras de El Greco, El Bosco o Goya, que siempre fueron sus favoritos. La desbordante imaginación de Remedios Varo no sólo se desarrolló a través del arte de los grandes maestros españoles, sino también gracias a las lecturas de Alejandro Dumas, Allan Poe o Julio Verne. Con apenas quince años ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde coincidió con futuros artistas de la talla de Maruja Mallo, Dalí, Lorca y Buñuel.

Remedios Varo se sintió siempre muy cercana al movimiento surrealista, a él se adhirió. Pintaba elementos extraños en situaciones atípicas y siguiendo los postulados dalinianos  y a Óscar Domínguez. Comenzó a ser muy respetada en el ambiente de vanguardia. Encontró su propio lenguaje. Se despertó su pasión por el esoterismo, la brujería, la magia o la parapsicología. Abrió su obra a un nuevo universo, a un trasmundo poético y minucioso, profundo y fantástico, pleno de recuerdos de infancia y juventud.

Tras su exilio en México logró allí la veneración y el reconocimiento que jamás logró en España.  Pero su situación económica era muy precaria, consiguió sobrevivir haciendo dibujos publicitarios para la empresa Bayer, muchos firmados con el seudónimo del apellido de su madre, Uranga, restaurando el arte precolombino, decorando muebles y escribiendo pequeñas historias surrealistas. Fue en México donde Remedios Varo encontró la esencia de su arte.

Por fin, en 1952, comenzó una producción ingente de obras delicadas, de enorme precisión y minuciosidad. Los encargos eran numerosos y se hizo muy célebre.

Octavio Paz dijo de ella: «no pinta el tiempo sino los instantes en que el tiempo reposa».

👀 Visitas: 32

Si quieres, puedes escribir tu aportación