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La organización estadounidense dedicada a la promoción de la salud sexual National Coalition for Sexual Health (NCSH), ha publicado recientemente una guía titulada Inclusive Sexual Health Services: Practical Guidelines for Providers & Clinics, pensada para ayudar a las personas que proporcionan atención médica a crear contextos de salud sexual más inclusivos y efectivos, con un enfoque especial en abordar problemas de salud sexual en poblaciones más vulnerables, incluídas aquellas que han sido víctimas de abuso y agresión sexual o que están en riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS) 

Así pues el documento destaca la importancia de crear un entorno en el que también  pacientes de diversas orientaciones sexuales, identidades de género y antecedentes puedan sentirse seguras y seguros. NCSH subraya que una atención más inclusiva puede ser esencial para prevenir, identificar y tratar el abuso sexual y los problemas de salud sexual como las ETS a consecuencia o no del mismo, especialmente en poblaciones tradicionalmente excluídas o que enfrentan discriminación. 

Es por ello que desde la guía se recomienda a las personas que trabajan en atención sanitaria estén capacitadas para identificar signos de abuso; brindar apoyo sin prejuicios; facilitar la denuncia y el acceso a los recursos de apoyo y ayuda y promover la educación en salud sexual. 

Las enfermedades de transmisión sexual son consideradas por la OMS un problema de salud pública global. Según la Organización Mundial de la Salud cada día más de un millón de personas entre 15 y 49 años contraen una infección de transmisión sexual. En este sentido, la guía también aborda cómo mejorar la prevención, detección y tratamiento de las ETS.

Siguiendo con la creación de entornos de atención médica seguros y confiables, un aspecto clave es la creación de un ambiente culturalmente competente y libre de juicios en el que las y los pacientes, incluyendo aquellas personas que puedan haber sufrido violencia sexual, se sientan seguros al compartir sus experiencias sexuales y preocupaciones relacionadas con la salud. Las recomendaciones incluyen la formación continua y la creación de protocolos claros y visibles que demuestren el compromiso de la clínica con la confidencialidad y el respeto hacia todo el mundo, también aquellas personas con antecedentes de abuso sexual. 

El momento en que una víctima de violencia sexual acude al servicio de salud es muy delicado y el tipo de atención que reciban estas personas ya sean adultas o jóvenes adolescentes será crucial en el proceso de superación y la protección y promoción de la salud sexual de adolescentes y personas adultas. La identificación y el apoyo a las víctimas son clave por ello, al implementar estas recomendaciones, las personas que se encuentran en primera línea de la atención sanitaria pueden contribuir a un sistema de salud más inclusivo, equitativo y efectivo. 

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