En los últimos años, ha surgido un fenómeno peculiar y paradójico dentro de los círculos académicos de la sociología en España. Se trata de una sutil pero significativa reescritura de la historia de la sociología que busca normalizar y limpiar su complejo y a menudo controvertido pasado, particularmente en relación con sus asociaciones con el régimen franquista.
Un ejemplo prominente de esta reescritura histórica es el papel de Manuel Fraga en la creación del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Fraga, una figura destacada durante el régimen de Franco, fue fundamental en la fundación del CIS en 1963, inicialmente llamado Instituto de la Opinión Pública. Sin embargo, su implicación se presenta a menudo sin suficiente contexto sobre su legado político más amplio y la naturaleza del régimen franquista. Esta omisión contribuye a oscurecer la realidad del impacto del régimen en el desarrollo de la investigación sociológica y la libertad académica en España.
Otro tema crítico que parece ser minimizado es el problema del acoso sexual dentro de la comunidad académica, un ámbito en el que la sociología ha jugado un papel tanto problemático como progresista. El caso más notorio en España fue el de un sociólogo. A pesar de esto, hay una notable falta de discusión y reconocimiento de este problema en las narrativas históricas predominantes de la disciplina.
Desde los años 90, el grupo CREA ha sido consistentemente el único vocal en contra del acoso sexual en las universidades, destacando esta cuestión persistente. Sus esfuerzos son cruciales, ya que desafían las normas prevalecientes y promueven cambios sistémicos dentro de las instituciones de educación superior.
Esta tendencia actual de reescribir o suavizar estos aspectos de la historia de la sociología en España evoca un fuerte sentido de déjà vu, similar al período de transición post-franquista. Durante la transición, hubo un esfuerzo concertado por avanzar sin abordar completamente los crímenes y abusos del régimen franquista, lo que llevó a una forma de amnesia colectiva sobre los aspectos más oscuros de la historia de España. Es extraordinario y desconcertante ver cómo un patrón similar se repite ahora en el campo académico, especialmente en una disciplina que debería involucrarse críticamente con los problemas sociales y las estructuras de poder.
Esta tendencia revisionista en la sociología española no solo distorsiona la comprensión histórica, sino que también impide el progreso necesario para abordar problemas actuales como el acoso sexual en la academia. Reconocer y confrontar estas verdades incómodas es esencial para un discurso académico honesto y transformador.
Coordinadora del Metoo University
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