Aportación al feminismo desde las Comunidades de Aprendizaje

Judith Butler escribió las siguientes palabras cuando descubrió en Barcelona el feminismo de todas las mujeres, el feminismo dialógico teorizado por Lidia Puigvert y co-creado en diálogo igualitario con toda la diversidad de mujeres: “Me cambiará a mí y a mi trabajo (…) me ha devuelto a mi sentido más básico de por qué el feminismo es urgente, conmovedor e inspirador”.

En la actualidad, está muy claro que el feminismo es de todas las mujeres. Sin embargo, antes de esas palabras de Judith Butler en el 2001 y todavía más antes de la teorización del feminismo dialógico por Lidia Puigvert en el 1994, había quienes creían que era solo de ellas o de quienes tenían su misma ideología o sus mismos intereses individuales. Por supuesto, todavía quedan algunas que defienden esa exclusividad, pero ahora ya está claro que no hacen eso por el feminismo ni por las mujeres, sino por sus propios intereses.

Esa transformación tuvo su inicio y su base en las Comunidades de Aprendizaje. Desde 1978, se habían creado en cada vez más diversos contextos del mundo basándose en un diálogo igualitario de todas las personas, sin ningún tipo de discriminación. Mujeres que no habían ido nunca a la escuela reivindicaban tener la misma voz que las privilegiadas que habían estudiado todo lo que querían. Además, partiendo con frecuencia del analfabetismo, a través de las tertulias dialógicas, llegaban a disfrutar de los libros que a la mayoría de personas con título universitario se les caían de las manos.

Hoy mismo se ha publicado online gratis el mejor y más reciente libro sobre Comunidades de Aprendizaje donde sale esta aportación enmarcada en la gran revolución educativa y social que están haciendo mujeres que son profesionales y/o familiares en las respectivas escuelas.