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Una película de gran éxito y un error según Santiago Vilanova. La directora es Carla Simón, y él es un histórico militante ecologista en cuyo currículo consta, entre otros ítems, la fundación del partido catalán Els Verds-Alternativa Verda

Afirma Vilanova, tras visionar Alcarràs, que en el film se produce un grave error al plantearse que los campos de melocotoneros serán exterminados para instalar placas solares. Esto no se daría, objeta, porque la ley no lo permite. Sería ilegal y la Generalitat no lo permitiría. Los campos solares deben situarse en terrenos baldíos.

La realidad no invalida, evidentemente, los méritos artísticos de la película, pero está bien conocerla. Auténtica es, sin embargo, la protesta de los campesinos por los bajos precios a que se compran sus productos. En conjunto, el filme es un canto a favor del campesinado, el que surte al mundo de alimentos mucho más esenciales que la tecnología, por ejemplo.

Añade Vilanova que la energía eólica y la solar debe ser el paisaje del siglo XXI, y aún advierte que la agricultura ha de mirar hacia los cultivos biológicos. Los campesinos están atrapados por los costos de los pesticidas, por lo demás, insanos. Y volviendo a la película, lamenta su discurso negativo al anteponer las placas solares a los frutales, una visión reaccionaria.

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