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Rio Tinto, uno de los gigantes mineros angloaustraliano que opera en 36 países, ha presentado el informe de una investigación formal e independiente sobre el acoso sexual en la cultura empresarial, el cual desvela más de 20 casos de denuncias de mujeres por violaciones, intentos de violación o agresiones sexuales en los últimos 5 años. El informe ha sido realizado por la ex comisionada nacional de discriminación sexual de Australia, después de que el gobierno del estado de Australia Occidental pusiera en marcha una investigación a raíz de una serie denuncias de agresiones sexuales en las minas durante un periodo de 2 años (BBC).  

La investigación, en la que han participado cerca de 10.000 personas, una cuarta parte de la plantilla, respondiendo a la investigación y contestando una encuesta,  revela que el sexismo, el acoso y la agresión sexual son sistemáticos en el lugar de trabajo. Aporta datos como que el 28% de la mujeres y el 7% de los hombres ha sufrido acoso sexual. En el caso de las zonas de trabajo residenciales, esta cifra ascendía a 41% de mujeres. Un número escandaloso que el informe acompaña con relatos de testimonios de mujeres que detallan comer en su habitación o no hacer uso de zonas comunitarias, como el gimnasio, por miedo e inseguridad. El análisis de la cultura de trabajo identifica como factores de riesgo una estructura jerárquica controlada por hombres con un rol de dominación, la normalización los comportamientos perjudiciales y el predominio de la ley del silencio ante tales abusos.  

El equipo directivo de Rio Tinto ha valorado la situación de preocupante y se ha comprometido a transformar el espacio de trabajo en un lugar seguro a través de aplicar las 26 recomendaciones que aporta el informe, las cuales se centran en tres áreas. La primera, aumentar la diversidad y asegurar entornos seguros, respetuosos e inclusivo. Segundo, garantizar instalaciones que aplican medidas de seguridad y riesgo, al igual que lo hace para evitar daños en las maniobras y operaciones. Y, tercero, facilitar vías seguras de denuncia, para que todas las personas puedan reportar los comportamientos inaceptables, y proporcionar apoyo. Un compromiso que viene acompañado de un aumento de transparencia, responsabilidad y acción.  

El acoso sexual es un problema endémico que puede acrecentarse en contextos en los que hay desigualdad de poder, lo cual hace evidente la necesidad de trabajar a nivel global por el avance en la creación de entornos libres de violencia en que sea efectiva la igualdad de género.

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