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Diversas son las interpretaciones que se han dado al hecho de que tres hombres novelistas hayan adoptado como pseudónimo un nombre de mujer. Sin embargo, se echa de menos una explicación en concreto, la de que, con ello, el terceto masculino ha revalorizado a las escritoras. No se esgrime una identidad si no se la considera valiosa. 

No cabe duda, pues, de que al presentarse al Premio Planeta bajo el nombre de Carmen Mola lo que perseguían era obtener una mayor atención editorial, basada en una mayor perspectiva de ventas. ¿No significa esto que las novelistas están siendo cada vez más reconocidas?

Atrás queda la época en que, si las mujeres querían publicar un libro debían firmar con un nombre masculino. Al respecto, el trío formado por Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Días invita a ser cotejado con otro trío clásico y femenino, las hermanas Brontë. Ellos se ocultan interesadamente tras un nombre de mujer, ellas tuvieron que enmascarar sus Charlotte, Emily y Anne bajo los apelativos Ellis, Currrer y Acton, respectivamente, y el apellido Bell. Casi dos siglos separan unos y otras, haciéndose patente que el escenario ya es absolutamente distinto.

La lucha feminista de tantos años está obteniendo frutos en todos los sectores: político, empresarial, académico, artístico, periodístico y, por supuesto, literario. Inesperadamente, la adopción de un pseudónimo femenino por parte de tres hombres ha venido a ilustrar, a través de una de las bellas artes, el empoderamiento de las mujeres.

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