La pandemia de COVID-19 y la recesión económica resultante han provocado cambios importantes en la vida y el empleo de las mujeres, que van desde la pérdida de puestos de trabajo hasta la reducción de las horas de trabajo y el aumento de las responsabilidades de cuidado en el hogar. Brindar apoyo financiero directo, invertir en el sistema de cuidado infantil, cambiar las políticas en el lugar de trabajo para apoyar mejor a las familias y promover el acceso de las mujeres a trabajos dominados por hombres son estrategias a corto plazo que las instituciones pueden utilizar para aliviar los daños de la pandemia y aumentar la participación de las mujeres en la fuerza laboral post-COVID, según el conjunto de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos.
Durante el transcurso de la pandemia, 2,5 millones de mujeres abandonaron el mercado laboral, en comparación con 1,8 millones de hombres. Especialmente, mujeres de entornos económicos y sociales desfavorecidos, de minorías culturales y de bajos niveles de estudios. El documento “Estrategias a corto plazo para abordar el impacto de la pandemia de COVID-19 en la participación de la fuerza laboral de las mujeres” describe las acciones clave que las instituciones deben considerar incluir en los esfuerzos de recuperación a corto plazo para mitigar el daño a las mujeres y aumentar su empleo.
Brindar apoyo financiero directo a las mujeres y sus familias. El apoyo financiero directo y dirigido a las mujeres que han perdido sus trabajos o han reducido sus horas de trabajo puede ayudar a abordar los costes económicos de la pandemia al ayudar a las familias a satisfacer necesidades básicas como la alimentación y la vivienda. La focalización de incentivos en efectivo para las mujeres que deseen regresar al trabajo podría estimular la recuperación.
Promover el acceso de las mujeres a trabajos tradicionalmente dominados por hombres. Introducir políticas que apoyen a las familias. Las políticas como la licencia familiar remunerada, los horarios flexibles y las opciones de trabajo remoto pueden permitir que las mujeres con demandas de cuidado continúen o regresen al trabajo a corto plazo. Las investigaciones muestran que las políticas que reducen la imprevisibilidad del trabajo, como exigir un aviso previo de la programación de turnos o trabajar hasta tarde, pueden ayudar a las mujeres. Una mayor flexibilidad también es importante para reducir la brecha de género.
La inversión en educación y desarrollo de la fuerza laboral puede impulsar las habilidades de trabajo remoto o a distancia, brindar a las mujeres la oportunidad de cambiar de profesión o permitir que las mujeres adquieran nuevas habilidades mientras trabajan, reforzando así los esfuerzos de recuperación económica a corto plazo.
Según la Academia Nacional de Ciencias (creada por el presidente Lincoln), estas medidas contribuirían a la recuperación económica de los países y a la incorporación de las mujeres al mercado laboral a largo plazo.
Coordinadora del Metoo University
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