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Del 23 de julio al 8 de agosto se celebrarán los Juegos Olímpicos de Tokio, aunque para entonces las gimnastas del equipo olímpico de gimnasia rítmica de Bulgaria ya habrán vivido y compartido muchas vivencias con las personas de Murayama en Japón, que seguro formarán parte de estos días intensos de competición deportiva. Se trata de la iniciativa Ciudades de Acogida impulsada por Japón, en que habitantes de estas ciudades interactúan con personas de países y regiones que participan en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020.  El objetivo es establecer puentes entre las culturas de los diferentes países y regiones que participarán en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, experiencias que van más allá del deporte.

Es así como la ciudad de Murayama aprovecha los Juegos Olímpicos para construir una relación especial con Bulgaria y apoyar a su equipo olímpico de gimnasia rítmica. Antoaneta Vitale es una antigua gimnasta internacional búlgara que está participando en este proyecto. Según explica a la BBC, esta experiencia ha supuesto hacer realidad su sueño, al tener la oportunidad de poder compartir su pasión con más niños y niñas. Antoaneta lleva enseñando desde hace dos años gimnasia rítmica a los niños y niñas japoneses. Considera que es una iniciativa brillante, por convertirse en un proyecto de intercambio de relaciones entre las personas de diferentes culturas. 

La experiencia está siendo especialmente gratificante para los y las habitantes de la ciudad de Murayama que llevan acogiendo al equipo olímpico desde 2017 y han sido galardonados con el primer premio a la mejor “Ciudad Anfitriona”. La ciudad cuenta con una escuela pública que imparte gimnasia rítmica como actividad extracurricular, razón por la cual se inscribió como ciudad acogedora. Keiko Komuro es una de las personas voluntarias que en estos momentos está preparando la nueva bienvenida a las gimnastas, a quienes ya se las considera parte de la ciudad japonesa. Para Keiko las olimpiadas no consisten en ganar o perder, sino más bien en conectar a personas con personas. Además, comparte que a nivel personal la experiencia está siendo muy significativa, ya que tras su jubilación sintió un vacío en su vida, que ha conseguido llenar de nuevo gracias a la energía de las gimnastas, haciendo que su vida brille de nuevo. Reconoce que las relaciones que se han ido tejiendo durante estos tres años han favorecido que Murayama sienta que las chicas son parte de la ciudad.  

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