Yelena Polenova- Wikipedia

Elena Polenova nació en 1850, en San Petersburgo, fue una de las primeras ilustradoras de libros infantiles en Rusia. Pero también destacó como artista gráfica, pintora, maestra en artes decorativas y aplicadas.

La familia de Elena Polenova estaba relacionada con el mundo científico y artístico, de hecho su madre era escritora de cuentos para niños y artista aficionada. Ella misma le dio las primeras clases de dibujo.

En ese momento, las mujeres no eran admitidas en la Academia Imperial de las Artes, por lo que, a los catorce años, se matriculó en la Sociedad Imperial para el fomento de las Artes, donde estudió con Ivan Kramskoi. De 1869 a 1870, visitó Francia y recibió lecciones privadas de Charles Joshua Chaplin.

De 1870 a 1877, trabajó en los estudios de Chistyakov, luego tomó clases de acuarelas y cerámica en la Sociedad Imperial. 

A partir de 1882 trabajó en Moscú como profesora de arte y se convirtió en miembro de la Abramsero Colony.

Fue un periodo de su vida brillante y activo, además la capital vivía un momento de riqueza cultural en el que se fusionaba la diversidad artística. Uno de los centros de la vida creativa de la capital fue la casa de Savva Ivanovich Mamontov. Artistas y músicos se reunieron en su casa de la calle Sadovaya-Spasskaya. Por las noches dibujaban, leían en voz alta, tocaban música, representaban obras de teatro.

Elena Polenova escribió: “En realidad, el encanto y beneficio de estas reuniones  ” (…)  “no está en lo que se produce en ellas, sino precisamente en el hecho de que se reúnen personas de la misma especialidad. El intercambio de impresiones y pensamientos es más importante que el trabajo en sí ”.

Elena Polenova  estaba  comprometida con el estudio y la ilustración de los cuentos populares rusos. Algunas de sus ideas para el diseño y el enfoque del libro fueron desarrolladas más tarde por los artistas de la asociación World of Art, y maestros como I. Bilibin, S. Malyutin, G. Narbut, D. Mitrokhin se consideraban sus estudiantes y seguidores.

A la artista le hubiera gustado  publicar todas estas ilustraciones para cuentos de hadas, pero durante su vida los libros nunca salieron. A principios del siglo XX, la editorial de Knebel publicó tres libros con estos dibujos.  

Su contribución a la ilustración de los cuentos populares rusos fue muy apreciada no sólo por los contemporáneos del artista, sino también por las generaciones posteriores de artistas y espectadores. Sin embargo, mostró poco interés en el reconocimiento de sus méritos creativos. Acerca de ello escribió lo que era más importante para ella: “Me gustaría  no perder dos habilidades: la capacidad de ayudar, inspirar, servir como apoyo e ímpetu para trabajar para otros artistas. 

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