Antes de que Myanmar, entonces llamado Birmania, cayera por primera vez en una dictadura militar en 1962, sus mujeres disfrutaban de una medida inusual de libertad y poder. En 1919 se formó la primera asociación de mujeres, Konmari Athin; en 1932 Daw Hnin Mya fue elegida la primera consejera del país, y en 1952 Claribel Ba Maung Chain se convirtió en la primera mujer ministra de gobierno. Las mujeres birmanas conservaron sus apellidos de soltera y sus propiedades, se ocuparon de los asuntos financieros y se les otorgó derecho de voto en 1922, solo cuatro años después de que las mujeres en el Reino Unido lo obtuvieran.
El antropólogo Melford Spiro, escribió: “Las mujeres birmanas no solo se encuentran entre las más libres de Asia, sino que hasta la emancipación relativamente reciente de las mujeres en Occidente, disfrutaban de mucha mayor libertad e igualdad con los hombres que las mujeres occidentales”.
Muchas empresas exitosas eran propiedad de mujeres. Poco después del golpe de 1962, todos sus negocios, junto con las de innumerables mujeres, fueron cerrados o requisados por el ejército de Myanmar, que insistió en que las mujeres ya no deberían tener ese poder e influencia.
Según Times, desde entonces y cada vez más, se han creado movimientos de mujeres valientes que, a pesar de la represión militar y los malos tratos que reciben por parte de los militares, continúan reivindicando su libertad como mujeres y como personas demócratas que no quieren vivir bajo una dictadura militar.
Coordinadora del Metoo University
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