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Cuando hablamos de atractivo, lo primero que nos podría venir a la cabeza es la ropa que nos ponemos, un perfume o una conversación que podríamos tener. Pero asociar el poder de la atracción, entendida como algo que nos motiva y nos interesa, a campos tan diferentes como la religión, es posiblemente algo que muy pocas veces pensamos, tanto las personas religiosas como las laicas. En ediciones anteriores se hablaba de cómo el diálogo interreligioso era una manera de transformarnos en personas más abiertas, tolerantes, respetuosas y libres. Y, ¿qué podría ser más atractivo que la libertad?

En la misma línea, en el artículo Believers, Attractiveness and Values, las investigadoras ahondan en el impacto social que tiene leer textos sagrados de diferentes religiones, que se consideran universales. El análisis se llevó a cabo sobre las Tertulias Interreligiosas Dialógicas para debatir sobre cómo describen estos textos el amor, la bondad, la humildad y la generosidad. Contamos ya con una muy vasta recopilación de evidencias científicas sobre el impacto de una de las Actuaciones Educativas de Éxito, en concreto las Tertulias Dialógicas y los beneficios que conlleva compartir lectura y puntos de vista sobre textos considerados literatura clásica o universal y la riqueza que encontramos entre sus líneas y los debates que surgen. Resta decir lo relevante que es que personas pertenecientes a diferentes religiones compartan, desde el respeto a todos los puntos de vista y de manera dialogante, con el afán de entender y aprender, con otras personas no religiosas. 

Según el estudio, debatir los valores fundamentales de libros sagrados, contextualizándolos en los desafíos sociales actuales, ha ido construyendo puentes y derribando muros entre las personas, y encontrando el atractivo para ir transformando a todas las personas participantes. Por ejemplo, dejar de considerar a una persona, o que esa persona se sienta “loser” por ir a misa o por ser creyente. En una de las experiencias recogidas en el estudio y reveladas durante las tertulias, se explica cómo, en el grupo de iguales de la escuela, se consideraba “guay” y entretenido formar parte de la banda musical pero cero atractivo y aburrido ir a misa. En otras palabras, las personas que decidían participar en espacios religiosos eran unas sumisas, mientras que las otras, las de la banda, gozaban de libertad. Nada más lejos de la verdad cuando se compartieron, desde el respeto y el diálogo, los sentimientos de la gente que hacía una u otra actividad. 

Aunque el estudio se reduce a un grupo pequeño, con una duración determinada, lo demostrado podría servir como muestra para estudios más longitudinales. Las Tertulias Interreligiosas Dialógicas son un espacio igualitario que ha brindado la oportunidad de conocer, empatizar, entender y no juzgar a la ligera, las decisiones basadas en criterios de libertad de los y las demás. 

Ojalá todos los espacios que compartan los y las adolescentes (y cualesquiera otras personas) permitieran explicar sus puntos de vista sin ser coaccionados/as, atacados/as o juzgados/as; que lo que nos mueve a cada persona desde el corazón vale la pena, para que las demás personas lo respeten; que el atractivo está en todo eso que, desde la libertad, la bondad, la generosidad, la belleza y la verdad, se agrupa.

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