Recientemente la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y la Niña (CDN por sus siglas en inglés) publicaba la Observación general 25, una ampliación del tratado a través de la cual recoge la protección de la infancia también en los entornos digitales. Todo un hito y un momento histórico, tal y como lo califica ECPAT End Child Prostitution, Child Pornography and Trafficking of Children for Sexual Purposes, la mayor red mundial dedicada a combatir la explotación sexual infantil en todo el mundo, para todas las personas que persiguen un mundo seguro para la infancia, también en Internet.
Las tecnologías digitales juegan un papel fundamental en la vida de los niños y niñas en diferentes sentidos, también cuando no tienen acceso a las mismas, ya que poder usarlas de una forma provechosa se convierte en un vehículo para ejercer sus derechos civiles, políticos, culturales, económicos y sociales. Cuando, por el contrario, no se logra la inclusión digital, crecen las probabilidades de que aumenten las desigualdades existentes y que surjan otras nuevas. En línea con esto, aunque su evolución y expansión ya iba en constante aumento, la crisis sanitaria ha impulsado que los entornos digitales se conviertan en espacios donde, además, es posible seguir desarrollando ciertas funciones sociales como la educación en momentos de aislamiento domiciliario, servicios gubernamentales o comercio.., Así pues, redes sociales, contenidos, servicios y aplicaciones digitales, dispositivos y entornos conectados, la realidad virtual y aumentada, la inteligencia artificial, la robótica, etc. son algunas de las tecnologías de la información y la comunicación que contempla la Observación general 25 como parte de la realidad que ofrece a las y los menores nuevas oportunidades para hacer efectivos sus derechos, pero que también plantea riesgos relacionados con su violación o abuso.
La disposición surge como resultado de aunar información procedente de fuentes diversas como el examen de los informes de los Estados miembros o las recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos, entre otros. También se llevó a cabo una consulta internacional lanzada a 709 niños y niñas de muy distintas circunstancias, procedentes de 28 países, cuyas manifestaciones han sido tomadas en consideración para la redacción de la Observación.
Algunas de sus declaraciones fueron las siguientes; Nos gustaría que el gobierno, las empresas de tecnología y los maestros nos ayudaran a gestionar la información no fiable en línea; Me gustaría conocer mejor lo que ocurre realmente con mis datos… ¿Por qué y de qué forma se reúnen?; Me… preocupa que se difundan mis datos.
Queda evidenciada la preocupación que existe por parte de la infancia, ya no sólo por el mundo adulto, por las consecuencias y repercusiones que las tecnologías digitales pueden llegar a tener en sus vidas y sus derechos. Es por ello, y de acuerdo con la red ECPAT, que la Observación general 25 es una herramienta clave que no sólo creará conciencia sobre los riesgos que enfrenta la infancia on line, sino que, además, responsabiliza e insta a países y empresas tecnológicas a que tomen medidas que aborden esos riesgos en un momento en que la cooperación internacional en la seguridad digital es crucial. Esfuerzos conjuntos que también incluyen proteger a los niños y niñas contra el abuso, la explotación y otras formas de violencia en Internet.
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