El Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja de la NASA, SOFIA (Stratospheric Observatory For Infrared Astronomy), ha descubierto, por primera vez en la historia, la presencia de agua en la parte de la superficie de la Luna iluminada por el Sol. Este avance nos indica que podría haber agua distribuida por la superficie del satélite y no únicamente en lugares fríos y sombreados. Concretamente, se ha detectado moléculas de agua, H2O, en el cráter Clavius, uno de los más grandes vistos desde la Tierra. En observaciones anteriores se había detectado alguna forma de hidrógeno sin poder distinguir si se trataba de agua (H2O) o de hidroxilo (OH). Los resultados de este descubrimiento han sido publicados recientemente en la revista científica Nature Astronomy.
SOFIA, por sus siglas en inglés, es el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja de la NASA. En realidad, se trata de un proyecto conjunto de la NASA y el Centro Aeroespacial Alemán gestionado por el Centro de Investigación Ames en cooperación con la Asociación de Investigación Espacial de Universidades Maryland y el Instituto Alemán SOFIA de la Universidad de Stuttgart.
Paul Hertz, director de la División de Astrofísica en la Dirección de Misiones Científicas en la Sede de la NASA en Washington afirma que, aunque se trata de una cantidad de agua pequeña, este descubrimiento plantea nuevos desafíos a los científicos y científicas sobre la comprensión que hasta ahora tenían sobre la superficie de la Luna, sobre cómo se crea y persiste el agua sin aire, a la vez que abre nuevas preguntas sobre los recursos relevantes para la exploración del espacio profundo. ¿El agua que SOFIA ha encontrado, será fácilmente accesible para su uso como recurso? La NASA está ilusionada y ansiosa por aprender sobre este hallazgo antes de enviar, en 2024, a la primera mujer y al siguiente hombre a la Luna.
Los resultados de SOFIA se basan en años de investigación que se remontan a cuando los astronautas del Apolo XI regresaron de la Luna en 1969. En aquel entonces se creía que el satélite estaba completamente seco. Pero a lo largo de estos años, misiones orbitales y de impacto confirmaron, primero, la presencia de hielo en los polos de la Luna y, después encontraron evidencia de hidratación en lugares más soleados sin poder distinguir, sin embargo, en qué forma estaba presente (si en H2O o en OH).
SOFIA aportó una nueva manera de observar la Luna y descubrió una concentración de moléculas de agua en el soleado cráter Clavius. Un descubrimiento apasionante que sigue abriendo caminos a nuevas conquistas buscando agua en otros lugares del satélite iluminados por el Sol y durante diferentes fases de la Luna y, sin duda, seguir aprendiendo sobre cómo se produce, se almacena y se transporta el agua por la Luna, entre otros desafíos.
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