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La realidad penitenciaria nos muestra que tenemos una necesidad, reconocida por gobiernos y personal investigador del ámbito social, de realizar programas de apoyo a la reinserción de los presos y las presas. Por tanto, los programas y actuaciones que realicemos en las prisiones encaminados a dar respuesta a esta necesidad serán aquellos que enfaticen la rehabilitación de los presos y las presas y, a la vez, busquen generar dinámicas que faciliten su reinserción en la sociedad y reducir al máximo los casos de reincidencia delictiva

En el caso de España, la investigación llevada a cabo por Cid en 2005 nos mostró que se hace un uso excesivo del recurso de la encarcelación y que éste es más extenso en el tiempo que la media europea. Además, también destacó que una de las principales debilidades del sistema penitenciario español es la necesidad de promover políticas destinadas a la rehabilitación de los internos y las internas, que, por lo general, provienen de grupos vulnerables y con bajos niveles educativos. Ante esta situación destaca el papel fundamental de la educación y los programas educativos, ya que sus resultados van asociados a una mayor rehabilitación, una mejora de la vida penitenciaria y unos índices más bajos de reincidencia delictiva.

 

Siguiendo esta idea, la escuela se convierte en un espacio muy importante. De entre todas sus posibles actuaciones, destaca el efecto positivo que genera en su alumnado la participación como voluntario y voluntaria dentro de las aulas, ayudando a compañeros, compañeras y maestros y maestras. Y aún más, si esta participación se hace como voluntario y voluntaria en Grupos Interactivos, una Actuación Educativa de Éxito (AEE) que permite a sus participantes mejorar los resultados educativos, mejorar la convivencia en aquellos contextos donde se lleva a cabo y, a la vez, aumentar la amistad y la solidaridad entre sus participantes y que además es transferible a cualquier contexto, hasta incluso el ámbito penitenciario. 

 

A los y las internas, participar como voluntarios y voluntarias en las actividades escolares les aporta (1) una mejora de su autoestima y refuerzo emocional al llenarles como personas y darles sentido en su día a día; (2) una mejor comunicación con el resto de los alumnos y alumnas de la escuela, que llega a otros ámbitos penitenciarios; (3) un aumento de su propia solidaridad en relación a los y las internas, también más allá de la escuela, y (4) una mayor valoración de la importancia de la realización del voluntariado social, pues comentan que seguirán con un voluntariado al finalizar su periodo penitenciario.

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