El pasado 25 de abril, una cadena de televisión se hacía eco de la noticia de más de 100 personas que había sido ingresadas por ingerir sustancias no aptas para el consumo humano, con el fin de desinfectarse de Covid-19, como indicación de su mandatario. No sabemos en qué se basó este para afirmarlo, pero seguro que su fuente no fue ninguna evidencia científica. Si tal es el poder que una afirmación de este tipo puede llegar a tener, imaginemos la potencia de redes sociales como Twitter o Weibo, que pueden incrementar exponencialmente afirmaciones que pueden hacer peligrar nuestras vidas.
Pero aun así, gracias a la investigación de excelencia, estos datos se conocen y nos brindan la oportunidad de actuar en consecuencia y no compartir información de la que no podamos contrastar ni la fuente ni la veracidad.
En el artículo “False news around COVID-19 circulated less on Sina Weibo than on Twitter. How to overcome false information?” [Las noticias falsas sobre COVID-19 circularon menos en Sina Weibo que en Twitter. ¿Cómo superar la información falsa?] el equipo investigador se propone indagar sobre cómo, conociendo el tipo de información que circula en redes como Twitter y Sina Weibo (la red social china), se podría poner un límite efectivo a la circulación de información falsa.
Con este fin, la investigación se llevó a cabo analizando tweets y publicaciones de Sina Weibo sobre Covid-19 entre el 6 y 7 de febrero de 2020, en función de si la información que compartían los usuarios y usuarias era veraz, falsa o científica. Después de observar aproximadamente 2000 mensajes de cada red analizada, la investigación resultó en lo siguiente: 1) hay más noticias falsas publicadas y compartidas en Twitter que en Weibo; 2) la evidencia basada en ciencia es más compartida en Twitter; y 3) las evidencias basadas en ciencia se comparten menos que las noticias falsas en Twitter.
Sería interesante conocer la razón por la cual parece ser que en Weibo no se publican ni comparten tantas noticias falsas y, por otro lado, saber por qué la compartición de las evidencias científicas no supera a la de las fake news. Futuras investigaciones arrojarán luz sobre estos temas y seguirán en la lucha contra la información falsa que tanto daño puede hacer a la ciudadanía.
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