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África también sabe, y es bueno que así lo sepan algunas personas engreídas de Occidente. Más pobres y más populosos, son muchos los países africanos que padecen la pandemia gravemente, sin embargo, uno de los más poblados del continente, con grandes bolsas de pobreza y millones de personas refugiadas, está luchando con eficacia contra el virus. Desde el primer momento, Etiopía está dando una respuesta efectiva bajo el liderazgo de Abiy Ahmed.

Primer Ministro a partir de abril de 2018, premio Nobel de la Paz en 2019 como merecimiento por haber puesto fin a la guerra contra Eritea, gobierna el segundo país más populoso de África después de Nigeria. Con una energía similar a la esgrimida para poner fin al estado de guerra que desde finales de los noventa del siglo pasado enfrentaba a ambos países vecinos, ha puesto coto al avance de la amenaza vírica. 

En cuanto se detectaron las primeras personas enfermas producto del coronavirus, Ahmed declaró el estado de emergencia y el cierre de fronteras. Sucedió el pasado 8 de abril, con solo 52 casos detectados y un único fallecido. Hasta el momento, entre los 109 millones de habitantes se han contado 116 personas afectadas y 3 muertas. 

No parecen necesarios más datos. Negro, protestante, ingeniero informático graduado en la Universidad de Adís Abeba, queda muy ventajosamente lejos de tanta dirigencia blanca inoperante, desde un principio oscilando entre la economía y la salud mientras las víctimas iban sumando, dudubitativa cuando no histriónica. Esta vez, lla población etíope es mucho más afortunada que muchas de sus ricas semejantes del género humano.

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