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Tailandia aún tiene rey, al igual que otros países, pero este es muy especial. Tiene cuatro esposas y veinte concubinas, todas oficiales. Tiene 4 hijos legítimos y otros 4 ilegítimos hechos público, amén de los no difundidos. Tailandia es el segundo país del sudeste asiático más afectado por la COVID-19, y el rey Rama X ha decidido salvaguardarse refugiándose en los Alpes alemanes. 

Ha ocupado al completo el lujoso (¿cómo no?) Gran Hotel Sonnenbichl, compuesto de cinco plantas y noventainueve habitaciones. Se supone que su numerosa corte se siente feliz y cómodamente instalada, cada una de las mujeres ocupando el lugar que le corresponde según el estatus concedido por el omnipotente monarca. Todos los componentes de la troupe confiando en que nadie haya contraído la enfermedad y se ponga de manifiesto durante el confortable retiro. 

Por supuesto que todos ellos, ahora como antes, se encuentran mucho mejor que los súbditos de Rama X inmersos actualmente en la pandemia. ¿Algunas tailandesas quisieran convertirse en favoritas del rey? ¿Algunos hombres le envidian no solo como monarca sino, aún más, por su harén? Posiblemente. De lo que no cabe duda es de que unas y otros, el conjunto de sus súbditos está ciego al abuso, la iniquidad, la desigualdad y la inmoralidad. Hay otros países en los que ocurre algo semejante en cuanto a derechos humanos y en los cuales el asalto de la COVID-19 lo ha evidenciado más (que cada cual los identifique), sin embargo, en Tailandia esto adquiere un grado superlativo.

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