Diego Pablo Hernández, un niño de 11 años, dejó de jugar un partido de fútbol para defender a la árbitro, de 19, ante los ataques de los padres y madres desde la gradería del campo.
El pequeño asturiano, jugador del Avilés Stadium, contó a los medios que, al ver a la árbitro llorar, desbordada por la situación y los ataques, no pudo soportarlo y, saliendo de la portería, se dirigió a las gradas y llamó la atención a los familiares pidiendo que se callaran y no la hicieran llorar más.
La valentía de Diego marcó un antes y un después en el campo consiguiendo que los gritos cesaran y los padres y madres empezaran a animar al árbitro, llegando él a encajar 12 goles. En los medios Diego pidió a los padres que dejen de acudir a los partidos para hacerles pasar un mal rato y ponerles nerviosos con sus gritos, ya que les afectan mucho.
Son muchas las propuestas que surgen por parte de la voluntad de niños y niñas para crear ambientes seguros de juego y de respeto, como es el caso de la campaña “No seas hooligan”, en la que árbitros que arbitran en partidos infantiles manifiestan su malestar causado por las familias.
La valentía de Diego se hizo viral, demostrando la fuerza y el coraje del niño para defender a su compañera, 8 años mayor que él.
Coordinadora del Metoo University
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