Women Against Gun Violence (WAGV) es una organización con más de 25 años de trayectoria a sus espaldas cuyo nacimiento tuvo lugar a raíz de que la reconocida feminista Betty Friedan se acercara a Ann Reiss Lane, su fundadora, y la retara a trabajar para conseguir medidas que transformaran la violencia y las consecuencias a nivel de salud pública que sufrían las comunidades, provocadas por armas de fuego.
Los estudios demuestran que en EE.UU. las tasas de homicidios por arma de fuego y de suicidio son varias veces superiores a las de cualquier otro país industrializado y esto se asocia con el hecho de que haya más gente que tiene en propiedad armas de fuego. En relación con esto último, uno de los datos más abrumadores revela que la cifra de mortalidad por arma de fuego pediátrica es cinco veces más alta que en cualquier otro país industrializado, el 87% de todos los niños y niñas de 0 a 14 años que mueren en el mundo por arma de fuego viven en EE.UU. y la incidencia de las matanzas en masa ha ido aumentando en los últimos 14 años de forma significativa.
El fácil acceso a las armas en EE.UU es consecuencia de que su tenencia es reconocida como un derecho recogido por la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos y una gran parte de la población norteamericana, independientemente de su nivel sociocultural, vive convencida de que garantizar su seguridad pasa por poseer y saber usar un arma de fuego. Sin embargo, también se ha convertido en un controvertido debate, que quizá muchos de nosotros y nosotras recordemos abriera Obama durante su mandato como Presidente de los EE.UU., pero que es gracias a organizaciones como WAGV y activistas de base que llevan trabajando desde hace décadas por transformar el sistema que cada vez surjan más voces que claman por una regulación mucho más restrictiva y algún día su erradicación total.
El trabajo de la organización con legisladores, comunidades y grupos de activistas va dirigido a elaborar y promulgar leyes más estrictas a nivel nacional sobre la tenencia y el uso de armas. WAGV ha contribuido a que fueran posibles ciertos hitos legislativos en el estado de California, habiendo conseguido desde la prohibición de armas de asalto, de las armas basura (junk guns) y de municiones que pueden perforar chalecos y protecciones antibala, hasta la de las armas cargadas y sin seguro en espacios en los que hay niños o niñas, fruto del movimiento que impulsó y ha liderado desde hace años para mantener a la infancia, las familias y las comunidades saludables y seguras.
WAGV cuenta con diferentes líneas de trabajo y proyectos como, por ejemplo, el proyecto TALK que es el único programa integral de prevención de la violencia con armas de fuego en el estado de California y que trabaja con los grandes distritos escolares de Los Ángeles, las PTA (parent–teacher associations), los centros de salud pediátricos y la oficina del Fiscal de la Ciudad de L.A.
Ahora, también desarrolla otro proyecto, llamado Mujeres y Armas, para hacer frente y luchar contra el nuevo objetivo de la NRA (Asociación Nacional del Rifle), las mujeres. Quienes ya fuimos consideradas un nicho de mercado para la industria tabaquera que no hace demasiados años lanzaba anuncios publicitarios en los que aparecían mujeres empoderadas fumando, ahora nos encontramos en el punto de mira de este sector de la industria armamentística en EE.UU. que pretende vender armas a través de campañas que muestran a las mujeres sintiéndose poderosas con sus armas y mostrando las cifras de criminalidad y violencia contra las mujeres, pero obviando, eso sí, aquellas que tienen que ver con la violencia contra las mujeres ejecutada a través de las armas. El cometido de este programa, así pues, es difundir y poner al alcance de cualquier persona todos aquellos datos y hechos que demuestran el impacto negativo y las terribles consecuencias de poseer armas de fuego y convencer de que las armas en el hogar no hacen que una mujer esté más segura.
Situaciones como esta aportan una razón más por la cual las mujeres no podemos vivir al margen de las investigaciones. Tenemos derecho y es fundamental para garantizar nuestra seguridad conocer las evidencias sobre este y cualquier tema que afecta a nuestras vidas, así como participar en el debate sobre qué tipo de sociedad queremos para nosotras y nuestras comunidades, con toda la información que existe al respecto a nuestra disposición.
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