En la línea de los estudios que tratan de buscar explicaciones y soluciones a las experiencias de acoso sexual en los ámbitos universitarios, las autoras del artículo Undergraduates’ Disclosures of Unwanted Sexual Experiences: Who, Why, and When? [Divulgaciones de estudiantes universitarios sobre experiencias sexuales no deseadas: ¿Quién, por qué y cuándo?] presentan las voces de los y las estudiantes a la hora de enfrentarse con situaciones de acoso sexual en su campus.
El estudio evaluó los patrones de las revelaciones sobre acoso sexual, sus respuestas y el impacto que esa reacción tuvo en los y las sobrevivientes de acoso. Para la muestra se analizaron 217 estudiantes universitarios con antecedentes de algún tipo de agresión sexual. El 89.5% del colectivo eran mujeres, y el 76.5% correspondían al origen caucásico. La edad media de las personas participantes era 19.6 años (siendo alumnado de los cuatro cursos de carrera, en porcentajes similares).
Los y las participantes informaron del orden en el que divulgaron lo que habían sufrido, así como de la naturaleza y del impacto de la respuesta que recibieron. En línea con investigaciones anteriores en el tema, ya se sabe que el hecho de obtener apoyo tanto físico como emocional, por parte de redes informales, y también de espacios formales, ha demostrado ser ventajoso para una persona sobreviviente, tanto para salirse y solucionar la situación, como para mantener su salud física y mental. Así, en términos de búsqueda de ayuda, el 69,6% de la muestra informó habérselo contado a alguien (desde amigos, institución formal, hasta proveedores de atención médica). De los/las 151 personas encuestadas que lo habían contado a alguien, un abrumador 81.5% informó primero a un amigo o amiga, y solo alrededor del 5% de la muestra informó primero a una fuente formal, ya sea dentro o fuera del campus.
Estos resultados confirman los hallazgos anteriores en este sentido, es decir, que los y las sobrevivientes de experiencias sexuales no deseadas recurren principalmente a fuentes informales. El estudio también demuestra que la primera respuesta que perciben las víctimas es de apoyo.
Según las autoras del estudio, estos resultados son por un lado alentadores, pero también enfatizan la importancia de las respuestas de los y las iguales ante los relatos que escuchan, así como la necesidad de apoyar a los sobrevivientes desde una perspectiva institucional, incrementando la confianza de esta vía formal mediante la prevención y actuación de la violencia de género en el ámbito académico.
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