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El pasado 8 de noviembre el medio francés Le Parisien hizo pública una acusación al director de cine Roman Polanski por una posible agresión sexual a la modelo y fotógrafa Valentine Monnier en 1975, cuando ella tenía 18 años.

Ante este revuelo, parte de la ciudadanía francesa se ha posicionado. En el estreno de la nueva película del director, J’accuse, en las salas de cine francesa, el pasado 13 de noviembre, parte de la ciudadanía protestó ante el cine Le Champo y bloqueó la entrada como reclamación de una toma de medidas ante la noticia. Así mismo, el Ministro de Cultura francés, Franck Riester, anunció también esta semana que “por muy grande que sea una obra, no excusa los posibles errores de su autor”, alegando así a una nueva adopción de medidas para luchar contra el acoso y las agresiones sexuales en la industria del cine.

Por su lado, la Sociedad de Directores de Cine francesa – la Société des réalisateurs de films (SRF)- ya ha convocado una reunión para debatir sobre abuso y agresión sexual y podrían adoptar nuevas disposiciones para excluir a cualquier miembro sentenciado por los tribunales por delitos sexuales, así como suspender a cualquier socio acusado por el mismo motivo. Otra organización de cineastas, la Sociedad Civil de Autores, Directores y Productores – Société civile des auteurs, réalisateurs et producteurs (ARP)-, de la que es miembro el director acusado, ha convocado una reunión mañana lunes con su junta directiva para discutir dicha cuestión y tomar decisiones respecto al presunto acusado.

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