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Tal y como hacía eco la agencia EFE y otros medios de comunicación, debido a la diferencia salarial por razón de género, las mujeres europeas estamos trabajando “gratis” desde principios de noviembre hasta final de año. 

La brecha salarial (diferencia relativa en el ingreso bruto promedio entre mujeres y hombres) supone un indicador significativo para analizar las todavía existentes diferencias en el ámbito laboral entre hombres y mujeres. 

Dependiendo de las prácticas y políticas impulsadas en cada zona esta cifra puede aumentar o disminuir. Así, según la Comisión Europea en el Estado español, la brecha salarial se sitúa en el 15,1%, siendo la media europea 16%.

Existen algunos mitos sobre la brecha salarial que la Comisión Europea ha aprovechado para romper: 

  • Mito: Muchas mujeres trabajan a tiempo parcial, por eso ganan menos 

Hecho: Trabajar menos horas tendría que suponer que reciben menos dinero al mes, no menos dinero por hora. 

  • Mito: Las mujeres escogen trabajos en los que hay una tendencia a estar peor pagados

Hecho: La brecha salarial existe en todos los sectores económicos. Las mujeres tienden a cobrar menos por el mismo trabajo que realizan los hombres. 

  • Mito: Los hombres tienen una mejor educación, por lo que deberían cobrar más. 

Hecho: Hoy en día el 60% de las personas licenciadas en Europa son mujeres

  • Mito: La brecha salarial está instaurada hace tanto tiempo que no podemos hacer nada para combatirla

Hecho: Se pueden realizar muchas acciones para combatir la brecha salarial. Por ejemplo, la Comisión Europea ha desarrollado un plan de acción con 8 áreas de actuación. 

Para combatir ésta situación, una de las acciones que propone a las empresas es la transparencia en la remuneración de sus trabajadores y trabajadoras. La discriminación salarial está prohibida en la Unión Europea, pero es muy difícil perseguirla si las empresas no son transparentes. 

Pero no tenemos que olvidar que las organizaciones y empresas existen en la medida que dan respuesta a una necesidad de la sociedad. Por ello, los consumidores y la sociedad civil tenemos la capacidad de demandar a las compañías para que éstas respondan a nuestras peticiones y sean responsables en la materia de género: transparencia en las remuneraciones, protocolos de actuación ante casos de acoso y violencia, y todas aquellas cuestiones que consideremos necesarias para conseguir una empresa más igualitaria y más acorde con la sociedad que queremos tener.

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