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Marilyn Solaya // Anita Álvarez

El Festival Internacional de Cine Invisible Film Sozialak de Bilbao cerró hace unas semanas su 11 edición con la proyección de películas de 38 países y con un palmarés que trata de reconocer y visibilizar la mirada femenina y la presencia de las mujeres en el cine. En este reconocimiento, encontramos el Premio Cine Invisible ‘Film Sozialak’ al documental cubano “En busca de un espacio”, dirigido por Marilyn Solaya. Una cinta que recoge la historia de la lucha de las mujeres cubanas que desde principios del siglo XX fueron logrando hitos en el feminismo y en la igualdad de su país. 

La construcción y creación de este documental va íntimamente ligada a la vida de su autora, quien, a través de su relato de vida, se encuentra con el feminismo a raíz de sus proyectos cinematográficos. 

Marilyn Solaya es guionista, directora de cine y productora. Además, se define como activista por los derechos de la mujer, forma parte de la red ÚNETE de Naciones Unidas por la No violencia contra las mujeres y las niñas y trabaja con la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades. 

Entre otros trabajos, presentó en el año 2001 un documental, “Mírame mi amor”, sobre los exhibicionistas y acosadores callejeros en Cuba, y en su proceso de documentación y presentación descubrió la realidad de las personas transgénero en su país, lo que la llevó a hacer el largometraje de ficción “Vestido de novia”. Esta película tardó diez años en poder terminarse, por la polémica y resistencias que generaba la temática transexual en Cuba y fue estrenada en el año 2014 con un importante impacto social que le llevó a obtener el Premio de la Popularidad en el Festival Internacional de Cine Latinoamericano. Otros reconocimientos le siguieron, y fue nominada en 2016 como Mejor Película Iberoamericana en la XXX edición de los Premios Goya de la Academia de Cine de España. 

Conversamos con Marilyn, una mañana de otoño, sobre su último documental “En busca de un espacio” y sobre su trayectoria profesional. Define su cine como diferente, provocador de debates, que trata de generar reflexión en las personas, “un cine incómodo”, según sus propias palabras.

¿Cómo surge “En busca de un espacio”?

A raíz de otros proyectos anteriores empecé a vincularme con la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, con el grupo de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana y con muchas personas que ya eran estudiosas de los temas de género, para aprender, y me sentí muy cómoda y encontré que ese era mi sitio. Y también empecé a proyectarme desde ese lado en mis historias y mis puntos de vista y en los trabajos que quería abordar. 

Tengo un aliado fundamental que es el doctor Julio César González Pagés (destacado historiador y ensayista especialista en género, violencia machista y homofóbica, coordinador de la Red y consultor de la ONU para temas de masculinidad y violencia en América Latina) y descubro este tema, y empiezo a trabajar con él y me descubre los lugares y las vidas de estas mujeres que fueron tan importantes y que nadie conocía. Y me dije: esto es una película. 

Me puse a investigar las historias de vida de estas mujeres, una parte muy apasionante. Empiezas a descubrir lo que hicieron, y también el costo que tuvieron, que tuvo esa dedicación a esa lucha. Me identifiqué mucho con ellas, justamente muchos de los problemas que ellas tuvieron los estoy viviendo yo ahora mismo cuando siento que no puedo avanzar por más que trato, por más reconocimiento que tenga en el trabajo. 

¿Qué destacas de tu documental de la historia que cuentas? 

Lo primero es visibilizar que no puede ser que la historia sea contada desde un lado de la humanidad, no puede ser. En Cuba, y en el mundo entero, hay que desempolvar la historia de las mujeres, eso es justicia. Sobre todo una historia de tantas mujeres que lograron empoderarse, que fueron pioneras en lograr todas estas leyes en el mundo. Yo creo que merece la pena destacarlo por las mujeres cubanas, en el momento actual es importantes saber de dónde venimos, pero conocer toda la historia, no solamente una única historia. Lo fundamental es destacar ese aporte que hicieron las mujeres cubanas a la construcción de la ciudadanía y la nación cubana en esa época.

Y otro tema es el de la unidad. La película refleja el conflicto que se dio entre dos líderes, la representante del Partido Sufragista y la representante de las feministas. Todas eran feministas, pero, quizá por diferentes posturas políticas, o por egos, o por notoriedad, muchas de estas mujeres se enfrentaron aun peleando por las mismas cosas. Estas peleas retrasaban los logros de los derechos por los que estaban peleando. Hay que superar estas cosas, estamos hablando de algo más, de una ideología, no me voy a prestar para este juego del patriarcado. 

Otro aspecto que quiero destacar es el de la incorporación a esta lucha de las mujeres negras, afrodescendientes. Las mujeres que pertenecían a estos grupos tenían recursos, tenían estudios y las negras no estaban, por supuesto, en esos grupos, porque la clase no se lo permitía. No fue hasta 1939, que se expone por primera vez la situación de la mujer negra en el Congreso Nacional de Mujeres de América Latina y se integran en los movimientos feministas en Cuba. 

Se han logrado muchas cosas, trabajamos en sinergia con otros proyectos, otros grupos de mujeres que están haciendo cosas importantes. Que el pueblo cubano conozca la cultura de género, sepa lo que es la violencia de género… el cine, la televisión es una herramienta. Hay un mundo visual, todos estos temas hay que llevarlos para ponerlos sobre las mesas de la gente, que entren en las casas de la gente.

¿Cómo refleja tu documental el papel del hombre en la lucha feminista cubana?

Ya desde antes del 35, los pedagogos más importantes, los historiadores, hombres avanzadísimos en sus pensamientos, los líderes políticos, hombres que también apoyaban a estas mujeres. Ellos estuvieron desde la inauguración del Club Femenino en 1918 y participaban de sus actividades. Y estos hombres eran criticados, la prensa los descalificaba, les decían hombres adictos a este grupo de mujeres enloquecidas, les hacían caricaturas… 

¿Tú has sido criticada por contar con la participación de hombres en la realización de un documental sobre feminismo?

Sí, me han criticado algunas mujeres que no entienden por qué un documental sobre el movimiento feminista en Cuba lo presenta un hombre. En el documental habla el doctor González Pagés, quien hizo su tesis doctoral sobre el tema y fue muy cuestionado por muchas mujeres. Él se apasionó con esto y siguió por este camino tan necesario y polémico en Cuba. 

¿Cuál es el siguiente paso en tu carrera? 

Hay un proyecto, que va más allá de hacer una película, que se llama “Todas”, creo que toda esta investigación merece un legado al país, visibilizar toda esta historia femenina que ha estado totalmente desaparecida de los libros, no está en ninguna parte. Donar, por ejemplo, a cada museo provincial y estimular con este documental y con una exposición que ya tengo montada, que se llama “Todas: en busca de un espacio” para que cada museo también abra una pared y busque a sus mujeres locales que han destacado en la provincia, y crear una multimedia y libros. Todo este trabajo lo vamos a mantener y será mi proyecto de toda la vida, junto con el doctor González Pagés, que también es importante. 

¿Te ha transformado en algo este recorrido que has hecho sobre la historia del feminismo en Cuba?

Totalmente. Cada vez que iba a buscar un personaje, al lugar donde estaba enterrada, a visitar su tumba, le llevaba flores. Cuando he escrito los personajes he encendido velas, he dialogado con ellas… y cuando empiezo a leer todo lo que escribieron, me encuentro con mujeres extraordinarias, que me han marcado mucho, me identifico. Yo hubiera sido una de ellas.

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