El pasado mes la estudiante de 19 años Uyinene Mrwetyana fue violada y asesinada en una oficina de correos en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Mrwetyana fue una mujer más de las ocho que son asesinadas a diario en Sudáfrica, uno de los países con más alta tasa de criminalidad, muy por encima del promedio global de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, reportado por Reuters. Pero este caso ha sido el catalizador de una protesta que ha puesto en pie a miles de mujeres sudafricanas.
Como recogimos anteriormente en DF, las mujeres sudafricanas han organizado diversas protestas y una marcha multitudinaria hasta el centro financiero para exigir la implicación de la grandes empresas y reclamando que el 2% de sus beneficios se destinen a la lucha contra la violencia contra las mujeres. Por su parte, desde la administración pública el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, presentó un “plan de acción de emergencia” para luchar contra “el cáncer de la violencia de género”.
Como sucedió con el movimiento #metoo, la red de apoyo tejida entre las mujeres sudafricanas se ha extendido en todo el mundo, especialmente a través del hashtag #AmINext. Cada vez son más las mujeres que expresan públicamente su apoyo. Recientemente se ha sumado la duquesa de Sussex, Meghan Markle, quien ha visitado el lugar donde fue agredida y asesinada Mrwetyana y ha colocado una cinta amarilla como símbolo de solidaridad con todas las mujeres víctimas de violencia de género en el país.
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