
En contra de los ambientes hostiles, divididos y competitivos, la creación de vínculos y sinergias entre los y las empleadas de una empresa, sus clientes y otros posibles agentes interesados (otras empresas, instituciones, organismos, etc.) supone una fuente y estímulo para la creatividad, el rendimiento y, en definitiva, su involucramiento. Por ello, las inversiones en tecnología que las empresas vienen realizando para facilitar estas conexiones son cada vez de un volumen más importante. Sin embargo, y a pesar de ello, aún se deben invertir muchos esfuerzos para que las personas implicadas, trabajadoras y trabajadores fundamentalmente, venzan sus resistencias a las nuevas formas de trabajar y relacionarse. Así podemos leerlo en el artículo que Harvard Business Review (HBR) publicaba el pasado 17 de julio. En él se expone cómo, desde algunas entidades, se han llegado a plantear que la solución pasa, en parte, por fomentar la alegría en el trabajo.
Según dicha publicación, la alegría es una de las experiencias emocionales humanas más potentes para conectar a las personas. Un ejemplo donde podemos observarlo es el mundo de los deportes; cuando un equipo es capaz de superarse y lograr su mejor resultado, superar sus límites y desafíos, cada una de las jugadoras o jugadores experimenta una inyección de motivación y éxtasis que impulsa y lleva aún más lejos al equipo y, a su vez, a generar más éxito.
Alex Liu, socio y Presidente de A.T. Kearney, la firma de consultoría de gestión global, afirma para HBR que pensaron que esta misma experiencia se puede recrear también en el contexto laboral ya que en cualquier entorno “de equipo” la combinación de factores como la armonía, el impacto y el reconocimiento, pueden contribuir a generar espacios donde se origine tal alegría. En este sentido, y con el fin de apoyar con datos dicha hipótesis, la corporación realizó una encuesta en diciembre del 2018 que incluyó a más de 500 empleadas y empleados de diferentes edades en las empresas con más de $ 2 billones en ingresos pertenecientes a diversas industrias.
En sus resultados, una de las informaciones más llamativas por sus implicaciones es que, lejos de ser así, las personas encuestadas vinculaban el origen y aquello que les produce alegría en su entorno de trabajo al hecho de encontrar sentido a aquello que hacen y ver cómo la labor que realizan supone una contribución positiva para la sociedad. La mayoría de personas que aseguraban experimentar alegría en sus entornos laborales expresaban sentirse personalmente comprometidas a lograr la visión y estrategia de la empresa.
Por lo tanto, la construcción de culturas empresariales que posibiliten a sus empleadas y empleados dotar de significado su labor fortalecerá la interconexión personal, el sentido de un propósito común y el sincero orgullo por la organización. Es una importante clave tanto para los empresarios y empresarias como para los y las trabajadoras interesadas en contribuir a la construcción de ambientes que, al contrario de las tensiones que generan las rivalidades y el individualismo, fomenten esta alegría estimulando un mejor y mayor involucramiento de las personas en su labor.
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