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La Audiencia Provincial de Barcelona condenó ayer a seis años de prisión al cuidador que violó de la mujer con síndrome de down del centro donde trabajaba en Vallvidrera. Los hechos ocurrieron en 2011.

La vícitima padece una discapacidad profunda que no le permite hablar.  Su situación de vulnerabilidad era extrema, y el agresor se aprovechó de su condición para perpetrar su agresión sexual. 

Es urgente visibilizar estos casos, y sobre todo urge que las personas que trabajen en los mismos centros tengan una actitud proactiva de denunciar cualquier caso de violación como hizo la cuidadora del centro que se percató de la situación de agresión. 

Las personas con discapacidades mentales profundas necesitan de personas responsables que velen por su seguridad puesto que dependen absolutamente de ellas. Romper el silencio en estos espacios es un primer paso para avanzar en su protección.

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