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Tras varios intentos de reforma y consenso, Portugal acaba por fin con las desigualdades en los divorcios entre hombres y mujeres que duraban desde 1966. 

Desde ese año hasta ahora, el Código Civil en Portugal hacía una distinción entre hombres y mujeres una vez se daba el divorcio de un matrimonio. Así, los hombres debían esperar 180 días para volver a casarse, en caso de que lo quisieran, y las mujeres 300. El argumento de esta diferencia se justificaba por la presunción de paternidad, es decir, se atribuye automáticamente la paternidad de un bebé al padre.  

Ante esta situación, la anterior Fiscal General del Estado de Portugal, Joana Marques Vidal, envió un comunicado al Parlamento señalando que dicha justificación es discriminatoria. Así, en el último pleno de la legislatura que tendrá lugar el próximo 19 de julio, el Parlamento aprobará una nueva legislación que pondrá fin a esta discriminación de género sobre el matrimonio.

Lo que está claro es que la libertad de decisión nunca debería verse coaccionada.

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