A día de hoy la investigación ha demostrado con numerosos estudios científicos los efectos adversos de diversas sustancias químicas en las personas que trabajan en los procesos de la producción textil, una producción estimada en 80.000 millones de prendas de ropa nuevas que se consumen anualmente en todo el mundo. A ello hay que añadir el daño que causan al medio ambiente los compuestos tóxicos que se utilizan, como el antimonio, que acaban en las aguas residuales de las fábricas textiles, ubicadas mayoritariamente en China, India y Bangladesh. El gran número de sustancias químicas empleadas por la industria textil son las causantes de estos efectos adversos que hasta ahora solo se identificaban en la salud de las personas trabajadoras.
Ahora un equipo de investigación del Laboratorio de Toxicología y Salud Ambiental de la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona identifica también las consecuencias en las salud de las y los consumidores finales de estos textiles, al demostrar que las sustancias dañinas empleadas en los procesos de producción no desaparecen tras su distribución y venta. Por ello alertan de que, bajo determinadas circunstancias de uso, ciertas prendas de ropa pueden suponer quedar expuestas y expuestos a riesgos para la salud que van más allá de reacciones alérgicas. Según el equipo de científicas y científicos, estos riesgos deberían quedar debidamente recogidos en las legislaciones sobre productos textiles, informa Sinc.
El nuevo trabajo de grupo de investigación de la URV, publicado en Environmental Research, realiza una revisión exhaustiva de la información científica sobre la exposición humana a sustancias químicas de la ropa, mostrando cómo la exposición dérmica del sujeto a productos químicos potencialmente tóxicos, como oligoelementos, retardantes de llama, o ciertos pigmentos para tintes de algunas prendas, podrían llevar a riesgos sistémicos potenciales e incluso significar “riesgos de cáncer no asumibles para las y los consumidores”, alertando de la especial vulnerabilidad en bebés, niñas y niños. Según la investigación, uno de los factores que influye en el riesgo depende de las características fisicoquímicas de la sustancia potencialmente tóxica que a través del contacto con la piel llega hasta la sangre y allí se redistribuye en diversos órganos y tejidos. Otro factor sería el uso más o menos continuado de una prenda pues, según señala el investigador principal José Luís Domingo, “no sería lo mismo unos vaqueros ajustados que se utilizan a diario, o una vez por semana, o un pijama o un jersey que apenas entra en contacto con la piel”.
A partir de estos resultados el equipo de la URV pretende detectar el problema y demandar que los organismos reguladores legislen en base a la evidencia sobre el impacto de estas sustancias sobre la salud, dilucidando cuáles son los químicos más preocupantes en temas de exposición dérmica a través de las ropa con el fin de prevenir los riesgos potenciales para las y los consumidores, muy especialmente para los más vulnerables, los bebés, las niñas y los niños.
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Reddit (Se abre en una ventana nueva)
- Más