En los supermercados se suelen colocar productos no saludables cerca de la caja, chicles, bolsas de patatas, chocolates, bollos, chuches y un largo etcétera de productos que llevan por denominador común el azúcar. Lo insaludable está a nuestra disposición en las cajas mientra se espera el turno para pagar, aumentando la tentación de comprar dichos productos.
Una investigación en el Reino Unido ha encontrado que eliminar los snacks dulces que normalmente se encuentran en las cajas ayuda a las personas a reducir la cantidad de comida poco saludable que compran. El análisis se hizo en base al hábito de compra de 30.000 personas durante un mes después de eliminar los dulces del área de cajas, y se observó que, si no se encontraban estos productos, la gente no los compraba.
El estudio se llevó a cabo del 2013 al 2017, analizando los hábitos de compra 12 meses antes de la retirada de los productos y 12 meses después y mostró una disminución muy fuerte en las ventas de estos productos. Inmediatamente después de la retirada, los resultados mostraron una reducción del 17% que continuó durante los 12 meses siguientes, alcanzando un reajuste en la bajada del 15%.
Este se podría considerar el primer estudio que evalúa el impacto de las políticas alimentarias voluntarias de compra en supermercado, en una sociedad que cada vez más tiende a la obesidad entre la ciudadanía y de modo más preocupante entre los más jóvenes. En datos de la OMS, “en 2016 había más de 340 millones de niños/as y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad”. Con políticas como estas mantenidas en el tiempo, se podría llegar a un gran cambio en la salud de las personas, ya que no todo vale en las estrategias de márquetin si se pone en riesgo la ciudadanía.
Sería interesante ver cómo las empresas se suman a campañas de comida healthy (saludable), elaborando estrategias para poner al alcance de sus clientes productos que mejoran, en base a evidencias científicas, nuestra salud.
