En la era de la tecnología y de la información disponibles 24/7, que tengamos posibilidad de saber de todo no siempre es sinónimo de hacerlo bien. Las informaciones que nos llegan, sea de profesionales, expertos, familiares u otros “a mí me ha funcionado”, deben ser consultadas profundamente en base a evidencias científicas comprobadas y de alto nivel de excelencia y ética.
Uno de los temas más polémicos es el de las vacunas, que divide a la sociedad en provacunas y antivacunas, pero que tiene a la ciencia del lado de los primeros. El estudio más reciente, que se ha llevado a cabo por investigadores e investigadoras de Dinamarca, ha analizado a nivel nacional a más de 600 000 personas nacidas entre el 1999 y el 2010 para examinar la relación entre las vacunas que recibían y el riesgo de desarrollar autismo. Tras el seguimiento hecho durante más de una década, se concluyó que el riesgo relativo de desarrollar autismo después de recibir una vacuna contra las paperas, sarampión o la rubéola era del 0,93 (un dato muy bajo en términos estadísticos).
Las evidencias en torno a este tema no son algo nuevo. En 2002, The New England Journal of Medicine publicó un estudio que llegaba a conclusiones similares, aunque el análisis se hiciera con menos niños y niñas durante menos años: de la muestra de más de 537 000, un 82% se vacunaron y solo un 0,09% desarrolló autismo. En 2015, el Journal of the American Medical Association también publicaba un artículo en la misma línea.
La Organización Mundial de la Salud ha publicado un informe en el que cita las diez peores amenazas para la salud y junto a la contaminación, el cambio climático, el VIH o la pobreza está el no vacunar a los niños y a las niñas. En relación con este último factor de riesgo, de las más de 2 millones de muertes, un 75 % de vidas se podrían salvar gracias a las vacunas.
No vacunar no afecta únicamente a la persona que no recibe la vacuna, sino también a la comunidad que la rodea. Está en manos de todos y todas que información correcta, fruto de una investigación excelente que sigue el rigor ético, llegue a todo el mundo para reducir al máximo esos riesgos que están a nuestro alcance.
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