La corredora Jasmin Paris se ha proclamado vencedora en una de las pruebas más extremas del mundo, la Spine Race. La carrera transcurre en Pennine Way, Reino Unido, y este año empezó el día 12 de enero. La prueba se caracteriza por tener un recorrido de más de 425 km, por un desnivel positivo de 16.230 metros y por transcurrir en unas condiciones meteorológicas extremas.
La corredora británica se impuso con un tiempo de 83 horas y 12 minutos, batiendo estrepitosamente el récord de la prueba, rebajándolo en más de 12 horas.
A esta superación que, por sí sola, ya la convertiría en leyenda, es relevante añadir que esta experiencia va más allá de la hazaña competitiva y es otro ejemplo deslumbrante de la superación de las barreras de género en el deporte. Esta aventura adquiere especial simbolismo al saber que la atleta realizó todo el recorrido aprovechando los avituallamientos de la carrera para extraerse leche para su hija de 14 meses.
En su propio blog, unos días antes de la carrera hacía una retrospección del año y avanzaba cómo iba a vivir la carrera. El día siguiente de la carrera, en una entrevista en el programa de mañana de la BBC, detalló su vivencia y la definió como una experiencia de vida.
Su nombre es sinónimo de récords y triunfos, pero también destaca por no ser corredora profesional, pues compagina las carreras con sus estudios de doctorado. Recientemente ha terminado la redacción de su tesis doctoral y trabaja como investigadora en la Universidad de Edimburgo.
Las carreras forman parte de su afición y en 2010 comenzó a focalizarse en participar en Ultra Trails. En 2015 participó en la Ultra de Gredos, 80 km, donde batió el récord, aún vigente, y se impuso con un tiempo de 11 horas, 57 minutos y 33 segundos. Al año siguiente, en la famosa carrera Bob Graham Round, corrió los 100 km., con 6000 m. de desnivel y haciendo cumbre en los 42 picos, en 15 horas y 23 minutos. La felicidad de Paris se ve reflejada en el tweet que publicó una vez lograda su meta.
