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El movimiento #MeToo, que nació a raíz de que multitud de mujeres vinculadas a la industria del cine decidieran romper el silencio y luchar contra el acoso sexual, se ha ido extendiendo a muchos otros contextos. Esta vez ha llegado al Banco Mundial (BM), que pasó hace uno meses una encuesta interna en la que participaron cerca de 5.100 empleadas y empleados de los 24.000 que tiene en total.

Aunque es un sondeo incompleto, los resultados, a los que ha accedido El País, revelan que un 25% de las mujeres que respondieron a la encuesta asegura haber sufrido acoso sexual. Así mismo, de las personas encuestadas, sólo el 12% presentó una queja formal y la mayoría, el 50% de éstas, manifiesta no haber recibido una respuesta satisfactoria a la gravedad del asunto. El estudio muestra cómo el temor a las consecuencias negativas de denunciar un abuso está muy extendido entre las trabajadoras y los trabajadores. De aquellas personas que no denunciaron públicamente, el 32% declaraba temer represalias si lo hacía, un 27% pensaba que no habría cambiado nada y el 23% no confíaba en el sistema. De hecho, el 18% de las que rompieron el silencio, sufrieron represalias. Otros datos revelan que, entre las personas que contestaron la encuesta, el 6% ha sufrido tres o más episodios de acoso en los últimos tres años; un 4% siente peligrar su puesto o se ha planteado abandonarlo, y un 21% dicen haber sido testigos de acoso sexual a otras personas.

Tal y como manifiesta uno de los portavoces de la organización en un email al que tuvo acceso El País, el BM pretende que sus trabajadores y trabajadoras puedan desarrollar su actividad en un ambiente seguro y libre de acoso y, al igual que otras entidades, saben que hay muchas mejoras que llevar a cabo y están comprometidos con ello, admitiendo que hay mucho por hacer. Algunas de las medidas dirigidas a afrontar esta problemática que el BM anunció van desde la contratación de una consultora para analizar el sistema de investigación ante denuncias de este tipo hasta obligar a todos los trabajadores a realizar un curso sobre prevención del acoso sexual. 

Daniel Sellen, presidente de la Staff Association del Banco Mundial, opina en una entrevista,  que un organismo que ha condenado la existencia de acoso sexual en otros contextos y países, ha de ser coherente y aplicarse los mismos estándares y prácticas que exigen a otros. Ciertamente, aquellas entidades, empresas, etc que reconocen tener esta problemática y desarrollan mecanismos para afrontarla, ya han recorrido una parte del camino hacia su erradicación, que aquellas que aún niegan su existencia, ni siquiera han empezado.

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