Google anunció esta semana que uno de sus investigadores, líder en el campo de la inteligencia artificial, ha dejado de trabajar para la empresa tras diversas denuncias de acoso sexual que pesaban sobre él.

Se trata de Steven Scott, que ocupaba el cargo de director de investigación estadística desde 2008. Este pronunciamiento se ha dado después de realizar una investigación interna sobre las diversas denuncias de acoso sexual presentadas después de que la científica en estadística del Grupo de Análisis de Derechos Humanos, Kristian Lum, de 33 años, hiciera pública la suya propia. Esta acusación ha contribuido a mostrar de nuevo la dura realidad sobre el acoso sexual, esta vez en el campo de la estadística, la ciencia de los datos y el aprendizaje automático.
En diciembre, Kristian Lum denunció a través de un blog el acoso sexual que había sufrido en diversas ocasiones por parte de un hombre que identificó como “S”. También declaraba que esta misma situación de acoso la habían sufrido otras mujeres por parte de la misma persona, de lo que ella había sido testigo. Tras la publicación, dos personas de la misma empresa conocedoras de los casos explicaron a Bloomberg que detrás de los casos de acoso sexual anunciados por Lum estaba Steven Scott.
En su historia, Lum contaba que uno de sus deseos era poder ayudar a que más mujeres pudiesen tirar adelante, atreviéndose a romper el silencio. Esta denuncia, que ha recibido el apoyo de varios miembros de la comunidad científica, ha motivado el relato de experiencias similares. Relatos que han permitido dejar al descubierto que muchas veces las conductas de acoso sexual se encuentran normalizadas, especialmente en espacios como los congresos en que se mezclan momentos de trabajo con momentos de socialización, y donde los acosadores raramente se enfrentan a consecuencia alguna. En cambio, estas conductas sexuales indebidas frecuentemente conllevan consecuencias nefastas para las víctimas, perduran mucho en el tiempo y afectan no sólo al plano personal sino también al profesional.
Estas denuncias han surgido en medio de un debate creciente sobre la diversidad entre los investigadores de aprendizaje automático y si los científicos informáticos están prestando suficiente atención a los prejuicios, incluidos los sesgos de género y raciales, en los conjuntos de datos que están utilizando para entrenar los sistemas de inteligencia artificial.
Denuncias con éxito donde existe un claro posicionamiento a favor de las víctimas, como es el caso de Google respecto a Kristian Lum, son muy necesarias si queremos conseguir un mundo mejor donde todas las personas podamos aportar lo mejor de nosotras mismas.
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