Hoy, a las 23.45h, reposición de Documentos TV "Voces contra el Silencio". Entrevistamos a su Guionista y Realizador

Hicisteis ese documental desde la perspectiva antiviolenta y no sexista que está incluida en las orientaciones internacionales de periodismo, ¿os sentís satisfechos de esa toma de postura?

Hicimos el documental desde el convencimiento de que hay que sacar el problema a la luz para ayudar a combatirlo. Nosotros nos llevamos la desagradable sorpresa de que el acoso sexual en diferentes grados es algo que afecta prácticamente a todas las mujeres, dando igual su edad o condición social, desde su pubertad, incluso niñez, hasta que son mayores. Hay que hablar de ello y denunciarlo, no taparlo. Una de las víctimas, Ana Vidu, nos habló de la diferencia entre el tratamiento que se da al problema en la universidad España y en las de EEUU. Combatir el problema supone empezar por reconocer su existencia, cosa que las instituciones españolas tratan de evitar. De  ahí la importancia de las redes de apoyo a víctimas, de proteger también a los que ayudan a las víctimas en sus denuncias, la importancia de hablar de ello, de no taparlo. La curación empieza cuando puedes hablar. Tanto para las instituciones, como para las personas.

¿Ha habido alguien que se haya molestado por esa toma de decisión?

En ningún caso. La dirección de Documentos TV y los diferentes y departamentos de TVE que podían estar involucrados en su gestión o aprobación no pusieron el  jamás menor impedimento. Todo lo contrario. La verdad es que siempre hemos recibido apoyo y colaboración dentro y fuera de TVE por el trabajo.

¿Creéis que a veces hay periodistas que buscan más aumentar la audiencia a través del morbo, a corto plazo,  que la profesionalidad y el propio prestigio del periodismo a largo plazo?

Es algo que me molesta enormemente. A lo largo del período de elaboración de “Voces contra el Silencio” pudimos comprobar como algunas televisiones hacían  repetidamente entrevistas al abogado de los implicados en el  caso de Pamplona. Siempre  apoyando velada o abiertamente a esa parte, a los agresores, siempre intentando sembrar la duda acerca de si fue un acto consentido por la víctima, y nos hacía sentir vergüenza y mucha impotencia. Mientras nosotros estábamos en contacto con víctimas y conocíamos de primera mano historias terribles amparadas, por ejemplo, en el poder de instituciones tan poderosas como la Universidad, desde algunos medios de comunicación de gran difusión veíamos como se trabajaba a favor de los acosadores reclamando una supuesta imparcialidad. Me parece impresentable.

Una de las víctimas que entrevistasteis, nos ha hablado del trato exquisitamente humano que tuvisteis con ella, consideréis importantes que se sientan las víctimas apoyadas en todo momento por quienes hacemos periodismo sobre ellas.

Pues se lo quiero agradecer a todas ellas. En realidad seríamos nosotros quienes tendríamos que agradecer su valentía, su arrojo y su fuerza al dar el paso adelante de poner cara, sus caras, frente a una cámara de televisión para realizar la denuncia. Para eso hace falta mucho valor en una sociedad que sabes que inmediatamente te va a inculpar, te va a poner a ti bajo sospecha. Sin su determinación nosotros hubiéramos tenido muchas dificultades para hacer nuestro trabajo. Es fundamental el apoyo de toda la sociedad a las víctimas. Es importante recordar que la opacidad, el silencio, el miedo son el mejor refugio del acosador, su mayor recurso. Es muy bueno que haya estallado como una bomba el Caso Weinstein en EEUU, porque revela la doble moral de la sociedad al respecto, pero también, que el sistema que ampara la corrupción del acoso sexual puede caer como un castillo de naipes si empiezan a darse golpes certeros. Y resulta fundamental la labor de los centros de atención a mujeres como CIMASCAM, en la Comunidad de Madrid, para que se puedan cursar las denuncias, tanto como trabajar en la sanación de las víctimas. Es importante reclamar dotación y medios económicos en todas las comunidades autónomas para luchar contra este grave problema social.