
La soprano estadounidense Nadine Sierra protagonizó ayer un concierto que puede considerarse histórico en el Gran Teatre del Liceu. Con un escenario sobrio, elegante la artista ofreció su primer recital en solitario en el teatro barcelonés, cautivando al público con una voz que oscila entre la delicadeza y la potencia, entre la técnica impecable y la emoción llena de sentido.
Nadine Sierra, nacida el 14 de mayo de 1988 en Fort Lauderdale, Florida, es una soprano estadounidense reconocida por su destacada trayectoria en el mundo de la ópera. Tiene raíces portuguesas por parte de madre, quien jugó un papel muy importante en su formación musical. Desde temprana edad fue alentada por su familia —especialmente su madre y su abuela, ambas amantes de la ópera— a desarrollar su talento vocal, lo que marcó el inicio de una carrera brillante. Esta influencia familiar y cultural se refleja tanto en su sensibilidad artística como en su versatilidad vocal, aspectos que la han distinguido en los grandes teatros de ópera del mundo.
El concierto fue una celebración del gran repertorio lírico internacional, bajo la dirección del maestro Pablo Mielgo, quien condujo con solvencia y sensibilidad a la Orquesta del Liceu en una velada de gran sofisticación musical.
Desde la obertura de Le nozze di Figaro hasta la emblemática I Feel Pretty de West Side Story, el programa trazó un recorrido por tres siglos de música vocal, desde el clasicismo de Mozart hasta las sonoridades más populares e icónicas del siglo XX. El recital incluyó arias de Donizetti (Don Pasquale, Lucia di Lammermoor), Verdi (La traviata), Puccini (Tosca), así como joyas del repertorio francés como Depuis le jour de Charpentier o Je veux vivre de Gounod. La segunda parte del concierto ofreció un giro sorprendente y lleno de versatilidad con piezas de zarzuela (El barbero de Sevilla, El tambor de granaderos) y clásicos como Bésame mucho e I Feel Pretty.
La actuación forma parte del festival Ciutat de Clàssica 2025, que acerca la música a todos los rincones de Barcelona con una combinación de eventos gratuitos y grandes producciones en los principales escenarios de la ciudad. El concierto de anoche en el Liceu reafirma a Nadine Sierra como una de las voces más destacadas de su generación, y como una artista que domina tanto el repertorio operístico más exigente como las melodías más populares y emocionantes.
Con este recital, Sierra no solo ha dejado huella, sino que ha reafirmado su vínculo emocional y artístico con el público barcelonés, que volverá a verla este mismo mes en el papel de Amina en La Sonnambula de Bellini, acompañada por el tenor Xabier Anduaga.
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