La WTA confirmó este miércoles que la tenista británica Emma Raducanu fue víctima de acoso y del «comportamiento obsesivo» de un hombre durante su partido del pasado lunes en el torneo de Dubai ante la checa Karolina Muchova.
Tras el incidente de acoso la WTA emitió un comunicado anunciando posibles medidas judiciales y la prohibición de asistir a cualquier evento tenístico al agresor.
Raducanu en el segundo juego se dirigió llorando a la juez y acto seguido se escondió detrás de la silla de ésta, que rápidamente detuvo el partido e hizo una comunicación por su ‘walkie-talkie’ para informar de lo sucedido. La tenista volvió a la pista para seguir jugando y acabar el partido pero lógicamente perdió por 7-6(6), 6-4.
Aunque la WTA ha emitido un comunicado apoyando a la víctima, no es suficiente si sólo se queda ahí. Para garantizar la máxima seguridad de todas las jugadoras dentro y fuera de las pistas, es preciso un posicionamiento activo de las personas que son testigos de lo que está sucediendo, por una parte rechazando ese comportamiento (puede ser directamente o denunciándolo a quien corresponda) y por otra parte, apoyando a la víctima. El apoyo puede ser de personas cercanas, de instituciones, medios de comunicación pero, también de la sociedad para crear una gran red de apoyo.
Habría que saber qué respuestas se dieron más allá del aviso de la árbitro por parte de entrenadores, público y contrincante. Por otra parte, remarcar que los medios de comunicación pueden tener un papel clave en clarificar el rechazo hacia el acosador, en este caso, tomando una postura en contra de la violencia y en favor de Emma.
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