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En el panorama global de derechos humanos, las mujeres con diversidad funcional enfrentan desafíos únicos al abordar la discriminación y la violencia de género. Según ONU Mujeres, este grupo no sólo es más vulnerable a estos problemas, sino que también enfrenta barreras adicionales que limitan su participación en la búsqueda de soluciones. Sin embargo, contar con las voces de las mujeres con diversidad funcional en el liderazgo de la lucha contra la violencia de género puede contribuir a la transformación. Garantizar su inclusión es un paso crucial hacia un cambio profundo.

Históricamente, las mujeres con diversidad funcional han sido excluidas de los espacios y debates clave sobre los derechos de género. Sin embargo, su experiencia de vida las sitúa de forma única para identificar, entre otras, fallos estructurales y proponer soluciones inclusivas que beneficien a toda la sociedad. En este sentido ONU Mujeres destaca cinco estrategias esenciales para garantizar su participación y liderazgo como, en primer lugar, garantizar su representación en todos los niveles de decisión. Segundo, eliminar las barreras que perpetúan la exclusión en cuanto a crear entornos accesibles y seguros, tanto físicos como digitales con el fin de eliminar posibles barreras u obstáculos en las infraestructuras o materiales. Tercero, reforzar marcos legales y diseñar políticas inclusivas ya que aunque muchos países han avanzado en la legislación contra la violencia de género, pocas leyes abordan las necesidades específicas de las mujeres con diversidad funcional. Así pues, deben ser revisadas y adaptadas para incluir explícitamente los recursos necesarios para ellas. En cuarto lugar, transformar actitudes y derribar estigmas. Los prejuicios y estereotipos que enfrentan las mujeres con diversidad amplifican su vulnerabilidad. Las campañas de sensibilización pública pueden ser herramientas que contribuyan a cambiar percepciones y promover el respeto por sus derechos y capacidades. Por último, su impulso económico, educativo y social será crucial también a la hora de promover que puedan contribuir en sus comunidades y, en definitiva, la lucha contra la violencia de género. 

El feminismo por definición así como el camino hacia la eliminación de la violencia y la discriminación de género es un movimiento inclusivo. Las otras mujeres, las mujeres con discapacidad tienen un papel fundamental en liderar este cambio, y es responsabilidad de todas las personas asegurar de que se incluyen sus voces desde la igualdad de las diferencias. Las claves que ONU Mujeres establece, pueden orientar cómo hacer para que sea cada vez más real y avanzar no sólo en su protección sino en el fortalecimiento de la lucha por la igualdad de oportunidades y la construcción de una sociedad más justa y equitativa para las próximas generaciones. 

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