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La Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofond) ha publicado los resultados de su último estudio. Aporta cifras extraídas de un estudio basado en la Encuesta telefónica Europea sobre las condiciones de trabajo (EWCTS) de 2021. En éste, se analizaron los comportamientos sociales inapropiados en el trabajo como la intimidación, el acoso, al violencia, el abuso verbal o las amenazas, y la atención sexual no deseada. 

Según informa EuroNews, los resultados presentados señalan que las personas trabajadoras de primera línea y las mujeres jóvenes de entre 18 y 34 años corren un riesgo especialmente alto a sufrir acoso sexual en el lugar de trabajo, es decir, conductas como ser tocada sin permiso, infundir miedo, alarma o angustia, insultos o acoso sexual, violación y agresión sexual. El EWCTS también descubrió que, en términos medios, el 12,5% de las personas trabajadoras de la unión Europea experimentaron algún tipo de comportamiento social adverso en el trabajo en 2021, sin embargo, la proporción de mujeres que experimentaron un comportamiento adverso en el trabajo fue sistemáticamente superior a la de los hombres. 

Eurofound advierte que la denominada “violencia en el lugar del trabajo” supone un riesgo importante para la salud mental y física y el bienestar del personal trabajador. Siendo las mujeres y quien trabaja en primera línea los que están más expuestos a los riesgos de comportamientos sociales adversos en el trabajo, como es el estrés, la ansiedad y la depresión.

Por ello el informe advierte de la importancia de prevenir la violencia contra las mujeres y el acoso sexual a través de políticas que aborden estas problemáticas, con el fin de garantizar la prevención y la protección. Para ello es clave partir de estudios que demuestren su efectividad, aportando comprensión del problema y promoviendo la transformación de esta realidad. Las estudios apuntan que el acoso sexual en el lugar de trabajo y la violencia contra las mujeres están motivados por la desigualdad de género. Por lo que para acabar con el acoso sexual y la violencia contra las mujeres no basta poner atención al comportamiento de los individuos, sino que hay que transformar la cultura y el clima de los lugares de trabajo en los que se producen, haciendo partícipes a todas las personas. 

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